martes, 28 de septiembre de 2021

ANGELOI :=: DAIMONI

Hubo un tiempo en el que fuimos jóvenes y, al menos en parte, bastante inocentes e incluso soñadores sobre lo que es y lo que no es este mundo, sobre lo que somos y lo que no somos, tanto nosotros mismos así como los / lo demás. Si has tenido una infancia y juventud buenas, posiblemente, hayas estado tan enamorado de la vida como del mundo en lo que fue y, de momento, todavía es la privilegiada zona conocida como Occidente. Los lujos que damos por naturales, como el agua corriente, la electricidad, cierta higiene y relativa paz y seguridad, no suelen ser la norma para la mayoría a lo largo de la Historia, actualmente tampoco se puede considerar que la tambaleante civilización en la que me encuentro represente a la mayoría de lo que es el mundo. Basta con cruzar el Estrecho de Gibraltar para conocer otras maneras de vivir y otras disponibilidades de medios, aunque, en realidad, no hace falta cruzar el agua para poder observar las consecuencias de la pobreza monetaria y la caída entrópica de una civilización que declina a grandes pasos, basta con darse un paseo por ciertas zonas de Madrid o de París para contemplar cómo las antiguas barriadas "populares" (traducción: pobres) están ya convertidas en "marginales" (traducción: delincuentes), independientemente de las fabulosas cantidades de dinero que se han manejado durante décadas destinadas a las "ayudas de inserción", "saneamiento", "cultura", "mejora y reformas" y otras encomiables medidas progresistas. El resultado está a la vista, otra cosa es no querer ver lo que implica el hecho cultural tanto como el mental asociado a lo que somos por entorno (desde luego) y también por genes (inaceptable apreciación hoy en día).

Hubo un tiempo en el que al nacer en España prometíamos, en parte a las expectativas de los interesados progenitores, en parte a nosotros mismos aunque entonces no fuésemos conscientes y en parte, al seno de la sociedad que nos acogió al llegar. Era un tiempo de ángeles al mediodía y religión por todas partes, los únicos grises eran los de los uniformes, el resto era blanco o negro, sin matices estaba claro qué era bueno y qué era malo, lógicamente, en tal lugar, aparentemente en la teoría, no hay sitio para lo relativo, aunque, en la práctica, claramente no dejaba de ser una pantomima para muchos y tras una brillante fachada, como de costumbre, las vigas que la sostienen se encuentran podridas. Bastó una fresca brisa de libertad para mostrar que, a diferencia de lo que cantaba Laura Pausini, no somos precisamente ángeles, nunca lo hemos sido y nunca lo seremos.

Animales que dejados en libertad han demostrado ser lo que valemos sin un orden superior al que aspirar. 

Por motivos laborales, estuve presente en la gestión y seguimiento de seguridad en la realización de la Jornada Mundial de la Juventud 2011 en Madrid, acto presidido por Benedicto XVI y puedo asegurar, con conocimiento de causa, que en mi área de competencia del transporte público de la CAM, no hubo un solo incidente de vandalismo, de trifulcas o desacato a las instrucciones que se les daban para poder lidiar con semejante masa humana que hubo que transportar de entrada y salida en la zona de Cuatro Vientos y cuyos grandes números se notaron desde días antes del acontecimiento. 

Fue algo completamente diferente al resto de días, en especial los festivos, los Viernes, los Sábados y los Domingos, cuando los compañeros que se encuentran en primera línea tienen que afrontar a las auténticas bestias pardas y variopintos delincuentes consagrados por las leyes españolas que ha generado la maravillosa "libertad" y marco legal de España en particular y el zeitgeist de occidente en general. 

Si no hay religión y severidad, no hay nada más que caos, y es lógico, somos humanos, muy humanos...

Durante décadas y décadas se ha ido absorbiendo todo lo que nos han querido inocular, dando igual si lo nuevo era justo o injusto, bueno o malo, simplemente era la comida, el aire y el agua que se tiene delante y lo tragamos exactamente igual que cualquier otro alimento, llenando los días y noches de la vida con lo que a los demás se les antoje. 
No fue hasta que despegó por completo INTERNET cuando pudimos elegir apagar el botón del televisor, olvidarnos de radio y periódicos para encontrar foros y personas que ni besan el culo ni le maman el rabo al becerro de oro, son pocos y valientes, pero ahí están para el que sea capaz de tomarse la molestia de contrastar la realidad con el diktat de la plebe y sus líderes de todo pelaje, incluidos los billonarios ídolos futboleros; poder acabar con la rutina de las "noticias" del ministerio de la verdad tan "válidas" hoy como hace 50 años, en realidad nada ha cambiado en todo el espacio de tiempo que se quiera elegir para comparar al ser humano y su evolución social.

Imprescindible de Thierry Meyssan:
https://www.alertadigital.com/2021/09/27/del-11-de-septiembre-al-covid-19-los-relatos-que-no-se-pueden-cuestionar/

Ahora, es verdad, los ángeles no son ángeles, salvo los más selectos y con el visto bueno de a saber quién, el resto se han convertido en parásitos malvados arkontes-voladores-reptilianos-vampiros-diablos-larvas-EBE-EBAs-imaginaciones-espejismo-demonios al fin y al cabo.

Me pregunto hasta qué punto los que piensan, si es que piensan, reflejan tan solo una proyección no solo de sus propias creencias, caso de tenerlas, sino también de sus temores, como el aceptar que tan solo nosotros somos los responsables de nuestras acciones y omisiones, tanto como los demás han de ser de las suyas y que no hay "cielo" ni "infierno" más allá del que nosotros abrimos.
El mundo es como es porque somos como somos, podremos tener luz pero no somos "seres de luz", no porque seamos buenos o malos, sino porque, Dios mediante ya veremos, tales inexistentes criaturas, independientemente de su bondad o maldad, pertenecen a otro orden de cosas y han dejado sus huellas en la luz, las palabras y alguna asociación material.

"Si ves en mi a un demonio es porque vengo del infierno"
- Diamante de Sangre, 2006 -

De un modo u otro, con los años suficientes de vida, con experiencias propias y ajenas, según el carácter, todos completamos el círculo incluso con una sonrisa entre las llamas. Nacemos como ángeles y solemos terminar como demonios; todos mensajeros de nuestras propias palabras y hechos, nuestra canción de vida a la que aún podemos seguir añadiendo estrofas y notas, un día más...

No hay comentarios:

Publicar un comentario