- Lamia y el Soldado, John William Waterhouse, 1905 -
Lógicamente, a veces, el subconsciente nos delata y más de alguno, por lo absorbentes que suelen ser las mujeres, inevitablemente las asocian a cualquier tipo de criatura de corte vampírico, no solamente por una cuestión de tiempo y recursos a dedicarles (aunque se ganen por separado e independientemente sus propios emolumentos), sino también porque, no nos engañemos, los "Quijotes" (escaldados o no tanto) en el 99% de los casos somos hombres, mientras que las mujeres funcionan muy bien habitualmente como "Dulcineas".
Hasta aquí nada nuevo bajo el Sol . La historia menos visible es aquella que, si por una vocación o lo que fuere, tal caballero aspira a tal meta que no favorezca (o pudiera favorecerla) o entre en competición con la mujer compañera y esas cosas..., puede tener claro que antes o después enfrentará un ultimátum, abandono y/o cuernos.
Tiene su razón de ser todo ello y, evidentemente, "no le puedes pedir peras al olmo"; o más bien, puedes pedirlas todo lo que quieras, pero no esperes disfrutar otorgado tal fruto.
Por eso, salvo perfecta comunidad de intereses y gustos, consciente o inconscientemente a lo largo de los milenios ha sido inevitable el paralelismo entre mujer y... un montón de cosas y criaturas, por lo general vistas en términos nada positivos.
Hoy, con el consabido chiste fácil de "Lamia lamía la mía..." nos ocupamos de una criatura que pese a ser diferente a las ninfas Náyades o Nereidas, posiblemente también tengan algo que ver con el "agua" y el "mundo azul", no el literal, sino el magnéticamente figurativo.
Así que vamos con las palabras:
"Lamia, es una criatura femenina de la mitología griega y el folclore de la Antigüedad clásica, caracterizada como asustaniños y seductora terrible. En este último aspecto, constituye un antecedente de la vampiresa moderna.
Se la concibe como un personaje individual, pero también como el nombre genérico de un tipo de monstruos (las lamias).
A menudo se la asocia con figuras similares de la cultura griega (Empusa o Mormo), hebrea (Lilith) o hasta con la maya (Xtabay).
En el folclore neohelénico, vasco, gallego, cántabro y búlgaro se encuentran tradiciones sobre lamias, con origen en la tradición clásica."
- Fuente: Wikipedia -
"A mythical monster, with the body of a woman or with the head and breasts of a woman and the body of a snake, said to prey on human beings and suck the blood of children."
"La palabra lamia viene del Latín lamia siendo este un préstamo del Griego Lamia, nombre derivado de la raíz indoeuropea *lem- (boca abierta), presente también en la palabra lémur.
- Fuente: https://etimologias.dechile.net -
"Lamia (n.): female demon, late 14c., from Latin lamia "witch, sorceress, vampire," from Greek lamia "female vampire, man-eating monster,"
"Literally "swallower, lecher," from laimos "throat, gullet" (see larynx). Perhaps cognate with Latin lemures "spirits of the dead" (see lemur) and, like it, borrowed from a non-IE language. Used in early translations of the Bible for screech owls and sea monsters. In Middle English also sometimes, apparently, mermaids."
- Fuente: https://www.etymonline.com/word/lamia -
"Et dicit quod quando lamie volunt aliquem hominen comprehendere primo muliebri facie ei blandiunt et secum coiire compellunt usque ad defectum: et quando ulterius earum libidini non potest satisfacere ipsum dilaniant, et tunc eum morfibus interficiunt et manducant."
- De Proprietatibus Rerum c.1240 -
Que traducido, más o menos, viene a ser: "Y es dicho que cuando Lamia quiere algún hombre, lo prenda primero con cara fememnina dándole placer hasta llevarle a yacer con
ella, y cuando no pueden ellos dar más y la lujuria no puede satisfacerla lo mata con enfermedades y lo come."
Aquí vemos hasta qué punto el declive del badajo y potencia sexual masculina viene a ser tanto miedo como pecado en algunas mentes. ¿Justificadamente?. Es complicado dar una respuesta. Sólo Dios sabrá hasta qué punto los humanos creamos monstruos y seres imaginarios para justificar nuestros miedos, temores hacia el futuro o procedentes del pasado, validarnos las creencias ante el mundo con su realidad concomitante, justificar nuestros fracasos y limitaciones, tanto como excusar nuestras tendencias y decisiones, incluidas aquellas que pudieran apartarnos de nuestro supuesto camino que desemboca finalizando en aquel pantano de la inmóvil muerte, donde yace todo lo que abandonamos por una mujer o, en el caso de los caballeros de ensueños, por Aquadamë, esa cosa que en realidad no sabemos lo que es...
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