- Unidad expuesta en el Museo de la Victoria, Moscú -
- Trayecto de 89 Km. y 1 h. 31 m. según: https://www.viamichelin.es/ -
Un camión como el de arriba, por las carreteras de entonces, tardaría un poco más de 2 horas en realizar el recorrido expuesto desde Döllnkrug, en el gran bosque al Norte de Eberswalde, y Lärz, donde en 1945 ya existía un aeródromo, algo que tocamos de pasada en el artículo "RC+DA" en Marzo de este año, revisando el revoloteo del desaparecido sin rastro Ju-390V2, por aquella zona el 9 de Febrero de 1945.
Al igual que con los rumores de su paso por Bødo, el área seleccionada para realizar ese vuelo de prueba es llamativa.
El por qué resulta interesante la elección del sitio de aterrizaje aquel día viene dado por su contexto temporal en el marco de aquellas fechas de la Segunda Guerra Mundial.
Me explico: aunque la sede de Junkers se encuentra en Dessau, al Norte de Leipzig, lo normal era que las pruebas de aviones se hiciesen en sitios alejados de las grandes ciudades y en zonas libres de actividad aérea enemiga, cerca de las factorías SKODA, un tanto apartadas de Praga, es un buen ejemplo.
Sin embargo, cosas de la vida, el comentado Ju-390V2 matrícula RC+DA parece que tuvo a bien dar una vueltecita de prueba al lado del corredor de paso entre las ciudades de Berlín y Hamburgo, una interesante franja de terreno para los merodeadores aéreos anglosajones que buscaban objetivos de oportunidad en el interior de Alemania.
Estos eran un peligro mortal para todo lo que se encontraba a varios cientos de kilómetros tras la línea del frente y a lo que no escapaban ni siquiera los pequeños vehículos, como le sucedió a Rommel el 17 de Julio de 1944.
En este caso, el encargado fue Charley Fox, piloto del 412º Escuadrón Canadiense a bordo de un Spitfire, cuya autonomía era un tanto limitada en comparación con los dos grandes depredadores alados con los que contaban UK-USA en aquellos días: el Hawker Typhoon/Tempest y el Republic P-47 Thunderbolt.
Según Wikipedia: "Desde el Día D hasta el Día de la Victoria en Europa, los pilotos de los Thunderbolt afirmaron haber destruido unos 86.000 vagones de ferrocarril, 9.000 locomotoras, 6.000 vehículos blindados de combate y 68.000 camiones."
Y eso sin incluir los aviones que se encontrasen por el camino...
Por eso era normal hacer los movimientos de traslado por la noche y realizar las pruebas de cualquier tipo de vehículo terrestre o aéreo lo más lejos posible del alcance de estas bestias de caza.
- Hawker Tempest, en azul la línea del frente el 7 de Febrero de 1945 y el P-47 -
Así que, me resulta curioso que eligiesen aquella área al Noroeste de Berlín y, ahora, entramos en el terreno de la pura fantasía...
Hay coleccionistas de todo tipo de objetos, por ejemplo: los Benedictinos, que en una abadía fundada sobre un anterior templo dedicado al dios Apolo, a medio camino entre Roma y Nápoles, se dedicaron a atesorar, como suele hacer esta orden de negro hábito (gracias a uno de cuyos monjes, verbigracia, se salvó la Vera Cruz de Santo Toribio de Liébana) con todo tipo de tesoros, objetos y obras de arte, algunas con incierto destino tras el terremoto de 1343 y en la destrucción intencionada a cargo de los "buenos" en 1944.
Por esas cosas que tiene el destino, parte de las tropas empeñadas en la épica defensa del lugar se encontraban al mando del General Fidolin Von Senger und Etterling, a la sazón responsable del XIV Cuerpo Panzer y también miembro de la Tercera Orden Benedictina.
Cassino era territorio neutral perteneciente al Vaticano y los alemanes habían acordado con Pío XII no acercarse a menos de 350 m. de la abadía.
¿A medida que se acercaba la anunciada la destrucción los monjes (como tantas veces ha sucedido en situaciones similares a lo largo de la Historia) acudieron a su hermano de Tercer Orden para poner a salvo, fuera del camino al Vaticano, algo que fuese especialmente valioso?, ¿o pudo pensarlo por su cuenta el responsable de la evacuación al revisar el manifiesto de carga de los camiones?.
Evidentemente, de ser así, nunca hubiesen dado publicidad alguna al asunto, lo suyo, como sucedió en Montsegur, es el mayor secreto posible ante las hordas enemigas y también ante los propios soldados.
Supongo que no hay nada que tuviese de verdad auténtico interés para añadirse a la colección de alguien como H. Göring en Carinhall y mucho menos de envirarlo a Japón o cualquier otro lugar del globo de este planeta, que aún se bambolea lleno de vida, en el camino de sus repetidas órbitas alrededor del Sol, en este apartado rincón de la Galaxia a la que acompañamos por su errabundo tránsito en el Universo.
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