jueves, 15 de octubre de 2020

U-BOOTE: WELTKART

 

Aquí tenemos una carta auténtica de la Kriegsmarine datada en 1943, la resolución es buena pero no suficiente como para ampliarla y poder apreciar todos los detalles.

A primera vista lo que más llama la atención es el contorno pintado a color que bordea el interior de las costas, está hecho a mano e ignoro qué finalidad tiene, quizá el navegante se aburría, quizá quería aumentar el contraste, quizá marcaba las zonas de las que disponían de cartas detalladas a bordo... Como ya he dicho no tengo conocimientos específicos sobre esta materia y las razones de lo que significa esta banda de color, se me escapan.

Por otro lado podemos observar varios puntos oscuros que llaman la atención, son manchas que aparecen en el papel con el tiempo, debido a parte de los componentes químicos de la pasta de papel, a veces tiene que ver con la humedad y otras veces no, pero sucede igualmente en los libros que son de aquella época. Por lo que no se pueden considerar hitos que marquen "bases" más o menos secretas.

Afortunadamente, el propietario de la carta tuvo a bien dejar disponible un detalle ampliado de la misma.

Donde podemos observar una llamativa marca que corresponde a la impresión original de la cartografía. Para mí es otro misterio ya que no se qué representa esa mancha negra y las líneas de puntos más allá hacia el mar.

Estas tierras tienen su nombre en honor del Kaiser Wilhelm II porque financió la expedición de descubrimiento en 1903, hallando un volcán extinto. Al parecer la Antártida tiene más actividad geotérmica de la que se consideraba anteriormente. Actualmente la zona es reclamada por Australia y se encuentra sujeta a las restricciones establecidas por el Tratado Antártico, en teoría incluida la moratoria de minería que ha quedado fijada hasta el año 2048.

Lo interesante es que los alemanes debían, por tanto, de disponer datos concretos de la costa y aledaños junto a un cierto grado de reivindicación territorial ya en tiempos de la Primera Guerra Mundial.

Curiosamente, más hacia la derecha de la carta mundial, siguiendo la línea de costa y justo en la línea de la punta de Tasmania, parece que hay dos marcas negras más, aparentemente similares a la de la fotografía de arriba, desgraciadamente no es posible verificarlo con las imágenes disponibles. Pero esa zona corresponde a las proximidades de la conocida como Anomalía Wilkes, un área de irregularidades magnéticas y gravitatorias que se conoce desde hace algunos años y que se encuentra relativamente cerca del famoso Lago Vostok.

No consta que Drygalski recorriese esos lugares entre 1901 y 1903, por lo que los datos para que apareciesen las mismas marcas que las de las tierras del Kaiser pudieron obtenerlos después.

¿Y qué representan?. Pues la verdad es que no tengo ni idea, pero si con la mirada seguimos la línea hacia arriba, hacia el Polo Norte, nos encontramos con dos curiosos paralelismos en el aspecto: los estuarios de los ríos siberianos Ob, Yenisei y Lena (el que baja del Lago Baikal). También aparecen, aunque menos marcados, en otras zonas similares del Gran Norte de Rusia. 

En todos los casos corresponden a las mismas referencias, son las desembocaduras de ríos, que en aquellos tiempos, incluso en Verano, tenían bancos de hielo y navegación difícil.

Los datos para confeccionar la carta de ese lado del mundo posiblemente se obtuvieron en el vuelo de 1931 efectuado como parte del programa de exploración ártico gracias al dirigible Graf Zeppelin (LZ-127) que recorrió 13.310 kilómetros cambiando por completo la información cartográfica de la que se disponía (o más bien no se disponía) y contando con la participación de científicos suecos, estadounidenses y soviéticos.

- Ruta seguida por el Graf Zeppelin - 

¿Pueden esas marcas de la Antártida en la carta náutica de la Kriegsmarine representar la desembocadura y estuario de ríos que llegaban hasta el océano fluyendo bajo el hielo?. La marca negra que está clara en la imagen de detalle, tiene aproximadamente el tamaño del Golfo de Cádiz. Podría ser...

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial y la Operación Highjump, los británicos volvieron (si es que alguna vez se fueron) a la zona de la Tierra de la Reina Maud en 1948, haciendo la R.A.F. vuelos de reconocimiento e iniciando en 1949 una expedición conjunta con suecos y noruegos (acrónimo en Inglés "NBSE") que se prolongaría hasta 1952. El objetivo principal era verificar los descubrimientos alemanes de la expedición de 1938 que habían llegado a sus manos. LLamativamente, al menos de forma oficial, declararon no encontrar indicios de los desiertos libres de hielo y nieve ni de los lagos que previamente habían sido reportados.

Pese a los desalentadores resultados, el interés siguió creciendo, en 1955-56 la Task Force 43, de nuevo contando entre sus filas con el Almirante Richard Byrd, llevarían a cabo la Operaciónn Deep Freeze I, en principio con vistas a la exploración y establecer bases permanentes en la Antártida y que contaría con el posterior desarrollo en "Deep Freeze II". No constan anomalías llamativas en estas operaciones.

Mucho más interesante resultaría la Operación Argus de 1958 a cargo de la Task Force 88, coincidiendo, casualidades de la vida, con el Año Geofísico Internacional de 1957-1958, cuyas declaradas intenciones eran la realización de "observaciones de la Tierra y sus alrededores cósmicos" en las que participaron personal técnico de 66 países. Específicamente la actividad solar, rayos cósmicos, geomagnetismo, auroras boreales y la ionosfera.

Pues poniendo su granito de arena, los USA detonaron tres artefactos nucleares de baja potencia en la alta atmósfera a unos 1800 Km. al Suroeste de la punta de Africa, en pleno Atlántico Sur, para verificar la teoría del Efecto Christofilos orientada a interferir la electrónica de los ICBMs soviéticos que se lanzasen contra Estados Unidos en caso de guerra.

En el momento de la operación, los lanzamientos se consideraron con el carácter de secretos y si la información facilitada a posteriori es correcta, fueron solamente 3 y efectivamente alejados de cualquier masa de tierra. Habrá que creérselo, sin olvidar que el efecto EPM de las armas atómicas que inutilizan el equipo es más extenso cuanto mayor es la altura de la explosión. 

Lo más probable, si es que las coordendas geográficas facilitadas, alrededor de los 49º Sur y 10º Oeste, son las auténticas, no llegase a a afectar las costas de la Tierra de la Reina Maud y cualquier equipo electrónico que por allí hubiese...

Pese a todo, desde aquellos tiempos no han dejado de surgir rumores que hablan del uso de armas atómicas por parte de USA, UK y URSS en la Antártida hasta la firma de la prohibición de pruebas nucleares atmosféricas de 1963.

Según los partidarios de la "conspiración", las "pruebas" de la Operación Argus en realidad se habrían realizado a unos 300 metros sobre la superficie de la Tierra de la Reina Maud, en teoría con vistas a recuperar las "áreas libres de hielo" que al parecer habrían desaparecido en el tiempo transcurrido entre 1938 y 1950. Siguiendo en esta línea de la teoría, las sucesivas explosiones de armas atómicas en el continente blanco serían en realidad las responsables de la creación del famoso "agujero" en la capa de ozono del Polo Sur, más que los compuestos gaseosos de CFCs.

Posiblemente, hayan cosas sobre las operaciones militares en la Antártida de las que nunca nos enteraremos, igual que sucede en otros ámbitos de la vida y la política. El uso de armas atómicas sigue siendo un tema sensible y tabú en cuanto a la responsabilidad en el aumento de los casos de cáncer que han podido provocar las partículas radioactivas de las detonaciones realizadas al aire libre y bajo la superficie del mar, una vez llegadas a la cadena trófica y por ende a nuestros organismos. De hecho, el agua mineral marca "Solán de Cabras" se publicita como libre de radioactividad artificial precisamente porque procede de un depósito fósil al que no han llegado las aguas contaminadas con exóticas partículas radioactivas procedentes de todas las explosiones nucleares que las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial han realizado pródigamente a lo largo de los años, contaminando las aguas del planeta, salvo las de la marca mencionada y las procedentes de las profundidades de los hielos prehistóricos que se aprovechen directamente en el lugar para su embotellado...

Las preguntas pertinentes tras todo esto son: 

- ¿El III Reich estaba en condiciones de establecer pequeñas bases y colonias incluso en las zonas más remotas e inhóspitas del Sur? 

- ¿Tenían conocimiento previo y capacidad para ello donde no tuviesen que emplear mano de obra abundante para lo más difícil y laborioso, es decir, la excavación?

- ¿Existe algún lugar donde aún hoy resulta complicado llegar y permanecer, que en los años 40 del siglo XX fuese prácticamente imposible de vigilar y a salvo de población incómoda?

- ¿Queda alguna tierra virgen para la minería, que sea también rica y abundante en fuentes de proteínas y grasa procedente de la vida marina?

- ¿Algún lugar donde al igual que actualmente Islandia pueda proveerse de energía geotérmica?

Pues quién sabe, quizá, podría ser que lo haya...


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