miércoles, 17 de junio de 2020

REGALOS


El origen de la palabra "regalo" procede del Latín como adjetivo "regalis-regale" de la raíz rex, regis = rey. 
Que devino tanto en romance como en inglés "presente" / "present": something that you are given, without asking for it, on a special occasion, especially to show friendship, or to say thank you. Synonym "gift".

https://dictionary.cambridge.org/es/diccionario/ingles/present

La ciencia avanza que es una barbaridad y nos colma de regalos, muchos de ellos es evidente que proceden de los desarrollos y teorías que se han dado con anterioridad pero, en cambio, otros parecen proceder directamente de la inspiración más misteriosa ya que abren nuevos caminos y por lo general representan una revolución, que sea ésta grande o pequeña dependerá de su futura implementación y mejora tecnológica. 
Con ciertas ideas pasa casi que parecieran encontrarse flotando en la "Noosfera Planetaria" y las mejores "antenas" cerebrales plasman y materializan lo que "está en el aire".

Los ordenadores cuánticos encierran la promesa de un futuro informático que desborda en potencia de cálculo cualquier cosa que hayamos visto hasta ahora. Sin duda representan un gran salto hacia adelante y previsiblemente, antes o después, llegarán sus versiones domésticas. De momento los resultados son "modestos". El D-Wave One & Two han tenido problemas de funcionamiento y los 439 qubits anunciados son más bien "teóricos". 

IBM en 2019 comercializó el Q-System One, un híbrido con unos modestos pero efectivos 20 qubits y se tiene previsto ya el de 50 qubits.

En realidad esta tecnología se ha desarrollado para superar los problemas de la miniaturización de los transistores en su interacción nanométrica con los electrones, dando lugar a un nuevo concepto de estados interpretables para la máquina que le permite realizar varias operaciones a la vez con una misma celda, mejor dicho, con la "Esfera de Bloch", que es la unidad fundamental de este nuevo tipo de ordenadores.

El poder de cálculo crece exponencialmente y para dar una idea, según Wikipedia: "30 qubits equivalen a un procesador convencional capaz de llegar a los 10 teraflops (10 elevado a 12)". 
El más potente actualmente es el ordenador "Summit" (OLCF-4) que alcanza los 200 petaflops (10 elevado a 15).
Pero, que sepamos, aunque tal potencia puede simplificar enormemente las decriptaciones y otras tareas que hasta ahora quedaban fuera del alcance de la fuerza bruta de cálculo, no implica interacciones con el desdoblamiento cuántico del tiempo ni con el colapso de la función de onda en nuestro universo. 

Pero es un principio...

Si algún día se llegan a construir ordenadores cuánticos "de verdad", tendríamos unas máquinas capaces de encontrar soluciones instantáneas a cualquier problema o cálculo ya que las operaciones se realizarían fuera del tiempo, en otro universo, volviendo al nuestro con la respuesta correcta de todas las posibles. Sería la materialización mecánica de la teoría de Jean-Pierre Garnier Malet.
Podrían alterar a requerimiento ciertos campos de la mecánica cuántica para obtener el resultado deseado en el colapso de la función de onda, que es la variación abrupta del estado de un sistema después de haber obtenido una medida. Ese "sistema" sería el nuestro y también nosotros. Por lo que estas máquinas funcionarían, en cierto modo, como "espejos" en los que nos miramos y devolverían lo que, en cierto modo, esperamos, concretando nosotros con ellas el "espejismo" y la "ilusión" del velo de Maya que es la nube de posibilidades cuánticas antes de "concretar" una observable por nosotros.

Ya no solo sería la televisión la que "moldea" la realidad que vivimos y sentimos. En el mencionado caso las "Máquinas Q" llegarían hasta donde tan solo ciertos místicos han podido acceder, pero serían herramientas en manos de gente que no son precisamente santos, con imprevisibles consecuencias...


Un regalo es un presente y, naturalmente, un presente es un regalo. 
Cuando hacemos un regalo siempre buscamos algo con ello, ya sea inmaterial o no, al final depende del que lo acepta...

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