jueves, 12 de septiembre de 2019

EROS Y THANATOS

Fue Sigmund Freud el que hizo popular el binomio Eros-Thanatos pero aunque ingenioso y no carente de relativa razón el hecho es que desvirtuó el verdadero significado de los nombres y la esencia tanto de la relación como el matiz de ambos.

Eros en griego clásico es una palabra que existía antes de asociarla a un dios concreto y significa pasión o deseo intenso. Al dios procedente del término unos le atribuyeron ser hijo o servidor de Afrodita pero para otros era un dios primigenio que permitió el desarrollo del universo gracias a la unión por atracción. ¿La gravedad quizás?.

Thanatos es el término asociado al dios de la muerte en la Antigua Grecia, en concreto a la muerte pacífica y calmada… Reveladoramente su hermano gemelo es el dios del sueño: Hypnos.

Pero lo más llamativo es la etimología de Thanatos, su raíz “tha” solo la tiene otra palabra en griego: “thalamon”, es decir, la cámara nupcial.

R.A.E._Tálamo: 1.m. Lugar preeminente donde los novios celebran sus bodas y recibían los parabienes.
                          2.m. Cama de los desposados y lecho conyugal.

En la Antigua Grecia  el “thal_amon” era el lugar de la casa donde vive la esposa y es la estancia más central pero también la más oscura… Así Thanatos aparece por si mismo relacionado por un lado con la oscuridad y el confinamiento y por otro lado con la mujer y el amor.

Sobre las mujeres se dice que son como el mármol: altar y tumba. Tanto como se dice que las mujeres, son la vida del hombre, y la mujer, su muerte.

Quizá el poeta Gonzalo Rojas lo recitó muy acertadamente:

¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida
o la luz de la muerte? ¿Qé se busca, qué se halla, qué
es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
ouando entro en ella hasta las últimas raíces?

¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces
de eternidad visible?

Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.

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