ARS GRATIA ARTIS: Charles Miller, alias Carlesym
Con variaciones según el estado de la persona y el entorno a soportar, se aplica la famosa regla del "3 Máximo": 3 minutos sin respirar, 3 días sin beber y 3 semanas sin comer. Sin embargo, como ya vimos con el caso de los náufragos de la fragata francesa "Medusa", los asesinatos y el canibalismo aparecen bastante antes. Nueva Orleans aportó alguna muestra más a la historia de lo que hace la gente en condiciones más o menos extremas. Por tal motivo se acuñó una nueva regla (que supongo tendrá sus excepciones) recogida en la cultura popular norteamericana: Las nueve comidas.
Más o menos viene a decir que una persona corriente y moliente puede aguantar nueve turnos de comida (1, 2 o 3 por día) antes de empezar a realizar "locuras", máxime si la situación dada no tiene visos de que vaya a mejorar con, por ejemplo, un rescate o viandas que se espera lleguen en breve. En todas las ciudades bajo asedio, desde la más remota antigüedad, como la cosa se alargue, siempre se recurre al canibalismo, primero de los muertos por los más diversos motivos y luego generando muertos de forma activa por parte de los futuros consumidores de los infortunados que no puedan defenderse.
En realidad es una costumbre muy humana y de los animales cuando las hambrunas se alargan indefinidamente. De hecho, uno de los famosos jinetes del Apocalipsis es precisamente el Hambre, la de verdad, no la de los ayunos por lujo mental o físico.
Cuando según contemos las Nueve Comidas nos salen: 3 días para los más glotones, unos 5 días para los moderados, 9 días para los guerreros y aproximadamente los mismos para los ayunantes rigurosos. La Décima Comida faltante se puede producir, si se alarga al máximo ese periodo variable, entre el día 10 y el 11 de ayuno obligado, a partir de ahí, si no hay esperanza de salvación o mejora, es seguro que empezarán a suceder cosas llamativas entre personas maravillosas y similares a seres de luz, que pueden resultar impensables cuando valoramos estos temas con el buche lleno y haciendo la digestión en el sofá.
Un fulano como el presidente de BLACKROCK, se permite hacer augurios sobre el particular pronosticando que vamos a pasar hambre. Lo más triste es que se puede permitir el lujo de hacerlo sin que nadie proceda a cortarles la cabeza y poner ese dinero que administra en manos de los "futuros hambrientos". Es decir, va ha haber hambre generada por las finanzas, no por las malas cosechas ni otras desgracias que han mortificado a la Humanidad hasta la llegada de la tecnología moderna y el Sr. Fritz Haber, sino por los juegos habituales de estos diabólicos pellejudos... ¿Y la gente?, bien gracias... ¡Otra de gambas y pon ya el partido en la tele chalval!Si el mundo está como está es porque, mayoritariamente, somos como somos. Y esa es la clave. Los sacos de mierda que dirigen la economía y al aún más incalificable rebaño que los sustenta, no son tontos. Al igual que ha sucedido hasta el día de hoy, basta con que un porcentaje significativo de la población, pongamos que el 40%, viva razonablemente bien para que no solo todo siga igual, sino también para que ese porcentaje de privilegiados actúe como valedores del sistema y luchadores convencidos para defensa de los amos que nos han traído hasta aquí, independientemente de las aberraciones cometidas por ellos. Las recientes elecciones en Francia son un clarísimo ejemplo para quien desee verlo, aunque resulta extrapolable a cualquier país, época o régimen político, incluido el caciquismo.
Y como bien saben esos bichos que conocen al animal humano mejor que el populacho que todo lo sabe, basta con que tengan algo en el estómago, aunque sea poco y malo, algo con lo que entretenerse y algo en lo que creer (lo que sea) para que no haya revuelta alguna. El que tenga dudas que revise un poco la Historia en general y la de Venezuela en particular.
Se cuidarán muy mucho de que gracias a la beneficencia y los despojos al 60% no llegue a faltarle la Décima Comida, pues si eso llegase a producirse, no hay perros con fusiles ni privilegiados suficientes como para evitar que ese hambriento 60% vaya encaminado a devorar a los sicarios de la banca y a sus beneficiados directos o indirectos.
Por eso, en realidad, no vamos a pasar hambre, pero salvo algunos, vamos a ser mucho más pobres y esclavos de lo que soñaron las distopías más oscuras y, evidentemente, de un modo u otro, ese inquietante jinete tiene a su disposición todo el tiempo del mundo y toda la paciencia para volver a reinar en Europa como antaño lo hizo, gracias a la imprevisibilidad en sistemas complejos que no dispongan de un férreo y despiadado control.
ARS GRATIA ARTIS: Ashab23
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