viernes, 19 de febrero de 2021

WEEKEND WARRIORS

Más o menos y según el día que tocaba, estas son las pintas que llevaba a la hora de jugar a pegar tiros, no contra animales cuasi indefensos, sino contra seres que devuelven los disparos en igualdad de condiciones. El disfraz no es necesario, de hecho algunos participantes iban ataviados con un chándal, las gafas de protección y el arma (término suavizado como "réplica BB") alquilada en las instalaciones del campo. Sin embargo, hay que reconocer que, como en las fiestas de Carnaval (¿Carne para Baal?) es más chulo hacerlo con la parafernalia adecuada en este curioso deporte conocido como "AIRSOFT".

En cualquier caso, abajo tenemos lo mínimo imprescindible para ir tirando...

En función de lo imprudente que se sea hay quien prescinde de la máscara frontal y el casco, tan solo protegido por las gafas especiales para impactos. No suele ser aconsejable pues he visto sangrar heridas en la cara provocadas por las bolitas de plástico y en INTERNET se pueden encontrar un montón de fotos de gente con los dientes rotos por las no tan inofensivas BBs. Una cosa es que no te importe el dolor y picor, que a veces dura un par de días, pues es parte de la "gracia" del juego, pero otra muy diferente es que te dejen cicatrices o tengas que sustituirte algún incisivo fracturado. No es una broma y en ciertos campos implica la expulsión inmediata si te quitas las gafas porque no ves al haberse quedado empañadas. Hay que levantar la mano y solicitar que un árbitro o algún compañero te guíe de la mano fuera de la zona de peligro, porque, naturalmente, los ojos no tienen el mismo arreglo que un diente.

Aunque hay reglas sobre potencia y distancia de tiro, no se suelen respetar y es lógico, bastante irreal y dulcificada es la cosa ya. Aún me acuerdo de un francotirador que a menos de 10 m. me acertó en la mano, el grito que solté fue de lo más natural y realista pese al guante que me protegía. La marca me duró una semanita, el picor un día y para la siguiente partida ya tenía guantes con blindaje en los dedos y nudillos... No soy masoquista.

Y precisamente por eso, mis rodillas en particular y el esqueleto en general se mostraron agradecidos cuando antes de la gestión política del bicho de moda, que ha arrasado prácticamente con todo, incluido el AIRSOFT, ya había dejado de ser un "weekend warrior" cualquiera. Porque, a no ser que participes con tiempo y suerte en un "mil-sim" donde la cosa sea más parecida a una campaña de verdad, los campos "mata-mata/muere-muere" son la pecera ideal para domingueros que nos hemos escapado (a duras penas) de la visita semanal a la casa de la suegra o que arañamos unas horas al descanso del reloj metropolitano y social para jugar a...

En realidad esa es la pregunta. ¿Para jugar a qué?.

¿Qué lleva a tíos de todo pelaje y edad a este tipo de cosas cuando alguien como yo besaba el suelo sin desearlo en más de una ocasión y los "barrigazos" con 47 años ya no se dan con tanta soltura como con 27?. Y aún así me encontré con alguno cerca de los 60 años y ahí estaba el "weekend warrior": a pelo, con el chándal, las gafas y un G36 modificado que escupía bolas a razón de 19 por segundo...

No es exactamente a los "soldaditos", es otra cosa. Es jugar a matar más allá de la infinitud de "shooters" en primera persona de los que se dispone en el mercado del entretenimiento, dando el "software"  de consolas y PCs la virtud de liquidar y "balear" enemigos en una orgía "gore", sin la necesidad de tener que pasar penalidades y deshidratación en auténticas maratones de guerrilla urbana o bajo monte que durante 5 horas, salvo una pausa de 15 o 30 minutos con sus 500 ml de "MONSTER" (o algo menos de RED BULL), te tiene yendo y viniendo de la zona de combate al "respawn" en un "carrousel" constante mientras el cuerpo te aguante y contemplando cómo "equipos profesionales consagrados" palman igual a como lo hacemos los simples mortales solitarios: por el "fuego" enemigo y, a veces, por el propio "fuego amigo" cuando miopes o despistados nos cargamos al momentáneo camarada que en la próxima ocasión será el enemigo a batir. Mercenarios de nuestros propios gustos...

Curiosamente, en una de aquellas ocasiones, me encontré con una de las escasas chicas participantes en estas cosas, en mi limitada experiencia pude constatar que, por lo menos en la zona de Madrid, el 99% somos aparentemente del género masculino, blancos (con una llamativa proporción de polacos y chinos en la Zona Sur de la Comunidad), entre los 18 y los 60 años. Mujeres, negros, moros y otras clasificaciones humanas brillan por su general ausencia. No es una Ley pero parece una Regla fácilmente comprobable.

En fin, la susodicha, antes de empezar la fiesta, lanzó una pregunta al aire: ¿por qué estamos aquí?. Ella venía acompañada de su pareja, que la había arrastrado hasta allí y le había proporcionado todo el equipo, estábamos en el mismo grupo y nos había convencido para juntarnos aquel Domingo por la mañana un amigo común. La contestación me salió del alma: "Hemos venido a hacer por gusto lo que nuestros antepasados hacían por obligación una vez cada generación".

Nadie dijo nada, al poco sonaron los silbatos de los árbitros, nos abrieron la puerta del redil y empezamos a "matar" y a "morir" hasta que ella y su novio de años se fueron  a cumplir con sus obligaciones sociales del fin de semana 3 horas más tarde...

- Este es el ángulo más favorecedor para las mujeres en este tipo de eventos. -

Mi colega y yo, junto con el resto de "brazaletes amarillos" que no se habían pirado a otras historietas domingueras, continuamos pegando tiros y recibiéndolos hasta el final de la jornada, achicharrados bajo el inclemente Sol de España la cosa había quedado en tablas en más o menos la mitad de la línea de edificios, rota innumerables veces con avances y contraataques que como las olas del mar iban y venían, teniendo que retroceder sin que nadie ganase en realidad al final... 

Luego conducir apalizado de vuelta a casa, ducha y posición horizontal en la cama o sofá hasta que al día siguiente llegó el momento de ir a trabajar. Con 17 años el cuerpo te aguanta todo, con 47 todo son quejas constantes y pese a ello no se llega a perder el gusto...

Tenemos el privilegio de haber vivido una época y lugar donde no hemos tenido que conocer la guerra más que por la televisión y otros relatos, donde las armas de fuego no hay que empuñarlas por obligación. Sería una pena dejarnos manipular para volver a las andadas ya que, por desgracia, la guerra y el conflicto es algo inherente al planeta y especialmente a la especie humana. Nadie se salva, pero podemos amortiguarlo para que no haya tragedias mundiales evitables que cambien la Historia para siempre. Y en cuanto a los "berseker" que no terminen de distinguir entre un juego y la realidad, deberían recordar que tales personajes de leyenda eran muy apreciados junto a las drogas que tomaban en tiempos de lucha, pero en la paz de los poblados, se convertían en indeseables que generalmente eran expulsados al ser incapaces de vivir tranquilamente.

Siempre tendrán una salida en sitios como "BLACKWATER" y todo un planeta con todo tipo de guerras además de las conclusiones de los señores de la Montaña de Hierro que tienen claro que socialmente la "guerra es la paz" y al ser algo natural, consustancial a la especie y su desarrollo evolutivo de milenios, es necesario algún sucedáneo que haga las funciones de los sacrificios a Marte/Ares y fomentar la obediencia.

En lo particular de cada uno, hay plena libertad para encontrar la Gloria y/o el dinero, cada uno a su manera, lugar y tiempo porque lo único inevitable en este mundo son la muerte y los impuestos.

La muerte no la podemos evitar, que la guerra no sea un "impuesto" alimentado por nuestros propios instintos asesinos ya presentes en los primates, tanto como la misma reproducción es otro impulso vital. Nosotros no hemos inventado la guerra, provenimos de ella y habrá que hacer un esfuerzo extra para no ser sus juguetes, otra vez, en esta parte del mundo, ya que cada vez azuzarán más el "ordo ab chao" y los animales somos propensos a correr en manada hacia el barranco y las trampas...


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