jueves, 11 de febrero de 2021

BIALOWIEZA

Ya en los años 30 del Siglo XX tenía la dudosa denominación de ser el último de los bosques primigenios de Europa, cuando en realidad había asentamientos humanos que lo explotaban desde hacía milenios. Lo que si es cierto, tanto entonces como ahora, es cierta parte en lo relativo a la fauna y la flora, ya que al haber sido por centurias coto de caza privado de la nobleza, la depredación y ocupación humana, así como su reestructuración del paisaje, se mantuvo al mínimo, por lo demás es tan primigenio como La Selva Negra, por ejemplo.

La fama le venía dada por la riqueza de una fauna que los campesinos se habían dedicado a exterminar en el resto del continente, como los lobos, osos, linces e incluso, y aquí viene nuestro hilo conductor, los últimos bisontes europeos, esos extraordinarios animales que los cavernícolas pintaron en cuevas como las de Altamira, lo que en la mente de algunos atraería los ecos de tiempos pasados, cuando al final de la última glaciación Europa y el Norte de África eran vergeles prácticamente vírgenes. Esta parte de Polonia se convirtió en un terreno ideal de recreo para cazadores aficionados a las grandes piezas que no tuviesen disponible una máquina del tiempo para hacer un safari a principios del Holoceno.

- Expo Caza. Berlín 1937 -
Arriba podemos ver una maqueta del famoso bosque polaco junto a un cuerno trabajado, Göring y detrás un enorme bisonte, animal que daría lugar a una cierta confusión que dura hasta hoy en día: que el Uro (Bos Primigenius) y el Bisonte (Bison Bonasus) eran más o menos lo mismo, siendo el uro simplemente un bicho más grande que el bisonte.
El error viene de antiguo. El uro sobrevivió en "cautividad salvaje" hasta 1627 en los bosques de Jaktorów y Witkiski donde solamente los reyes tenían derecho a cazarlos. Para la plebe ya eran raros desde al menos el s.XVI, cuando Sigismund von Herberstein publicó en un libro un grabado de la bestia en cuestión, con una inscripción en Latín: "Soy el uro, en Polonia toro, en Alemania auroch, los ignorantes por bisonte me tienen el nombre".

Sin embargo, los hermanos Heck, zoologos, tenían clara la diferencia, pensaban que el ganado vacuno actual podía ser descendiente de aquel ancestral animal y en 1921 empezaron su proyecto de "resucitar" por selección genética al desaparecido toro gigante. El origen de la idea no está claro en cuanto a su motivación, pero ya que uno de los hermanos era el director del zoo de Berlín y el otro del zoo de Múnich, lo más probable es que les interesase para su colección algo espectacular: recrear una especie extinta.
No era exactamente "Jurassic Park" pero ese espíritu científico y espectacular estaban ahí...
Sus trabajos tendrían un éxito relativo y hoy en día los descendientes de aquellos experimentos se conocen como "Ganado de Heck", ya que pese a ciertas similitudes físicas, no son realmente uros. El relevo lo ha tomado la "Dutch Tauros Foundation" y "ARK Natur" dentro del proyecto "Rewilding Europe", donde no se busca realmente "recrear" el uro, lo que persiguen es introducir un bovino salvaje que pueda estar en armonía con la naturaleza actual y cuyos análisis de razas han dado una auténtica sorpresa gracias a la comparación de ADN: la variedad "Pajuna" de Andalucía es, según el AND mitocondrial, la más cercana al legendario uro.
Los enormes machos podían llegar al 1'80 m. en la cruz y los 1000 Kg. Pelaje castaño o negro-gris con una franja de pelo amarillento a lo largo de la columna y un "flequillo" entre los cuernos similar al de los mamuts lanudos. Las hembras de menor tamaño tenían por lo general una librea rojiza en todo el cuerpo.
- Recreación artística según "LIFE Magazine" -
Ya con el NSDAP en el poder, los hermanos, simpatizantes del nuevo gobierno, vieron una excelente oportunidad por el lado de las SS y sobre todo el gran aficionado a la caza: Hermann Göring. En 1938 tuvieron listos a los ejemplares para soltarlos en la finca privada que poseía el Mariscal del Aire en Schorfheide, donde pensaban poder reintroducir también al extinto Tarpán.

En 1939 Bialowieza quedó en el lado ruso de Polonia pero en 1941, ya en manos alemanas, los Heck recuperaron la idea original de poner sus "uros" en un entorno que fuese similar a como pensaban que habían vivido hace 10.000 años. Por los avatares de la guerra, el proyecto no pudo llegar a buen término, ya que el bosque era el hábitat natural de una nueva especie: los partisanos de todo pelaje que no dudaron en dar buena cuenta de las reses sueltas y  todo lo que iban pillando para alimentarse.

Un aspecto no muy publicitado es que dos notables jerarcas del III Reich estuvieron invitados a cazar en el mítico bosque en varias ocasiones antes del estallido de la guerra. Hermann Göring en al menos cuatro ocasiones, gracias a Jan Meysztowicz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia y Heinrich Himmler en su visita el 18 de Febrero de 1939 a Varsovia como huésped del General Józef Kordian-Zamorski, Comandante Jefe de la Policía del Estado.
Fue invitado de forma oficial y recibido junto con el embajador de Alemania en el país, el Conde Hans A. von Moltke. El Reichführer fue acompañado a la montería en Bialowieza por el mismo General Kordian, el consejero Adam Kurnatowski y una numerosa escolta de SS uniformados. Durante la cacería se cruzarían con los campesinos del lugar, no todos genuinos, ya que algunos de ellos vestían uniformes debajo de los abrigos de piel de oveja pues pertenecían al servicio de seguridad del país.
Cazaron 20 jabalíes, al parecer dos de ellos derribados por Himmler. Aquella misma noche, guiados por el Director de los Bosques estatales, Charles Nejman y el guarda forestal Roman Jasinski, que hizo las funciones de intérprete, visitaron el Museo de la Naturaleza del lugar.

En fin, es una pena que las relaciones entre Polonia y Alemania se echasen a perder apenas unos meses más tarde, pero la foto queda para la Historia...

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