miércoles, 30 de diciembre de 2020

SOYLENT GREEN

Bueno, pues como siempre más o menos. En la Edad de Piedra eran cuatro gatos, pero si solo eran capaces de coger un conejo y los pájaros se les comían las bayas o las frutas, pues nada, a pasar hambre y recurrir al tradicional canibalismo con los propios o los de alguna tribu vecina a la que poder machacar.

Pues ya casi estamos en el 2021 y el 2022 casi que lo tenemos encima. Si bien es cierto que las cosas no están tan mal como auguraban en la película de 1973 protagonizada por Charlton Heston y Edward G. Robinson en el que sería su último trabajo, resulta deprimente constatar que por desgracia estamos más cerca de "Soylent Green" que de "STAR TREK".

Me llama poderosamente la atención que tan solo las películas coprotagonizadas por el legendario Leonard Nimoy en su papel del famoso vulcaniano con orejas picudas y sangre verde, aporten una cierta visión optimista de la situación del planeta Tierra y la humanidad, por mucho que siempre se encuentren amenazadas por alguien de por ahí que los quiere destruir haciendo migas nuestra querida Gaia o arrebatarles la democracia, cosa que en la mente de la mayoría de las personas viene a ser de la misma gravedad, o incluso mucho peor que erradicar esta bola azul y blanca convirtiéndola en un nuevo cinturón de asteroides. Si hay que elegir entre un mundo sin democracia o la muerte, es evidente que cualquier persona en su sano juicio elegiría la muerte sin dudarlo por un instante.

Bien, pues ya que estamos, cuando uno recapitula la inmensa producción cinematográfica del género la mayor parte de lo que nos encontramos son distopías, que en algún caso dejan vivo el rayito de esperanza de que al final hay alguna posibilidad de que la cosa acabe relativamente bien en una situación general jodida de cojones. Me da por pensar hasta qué punto resulta ser una "programación predictiva". Al fin y al cabo hacer películas sobre utopías costaría lo mismo. Quizá por un lado no resultarían tan "divertidas" ya que ¿dónde está la acción y la lucha (de otros) en un mundo donde todo va bien y hasta el último mono vive igual de bien que los mismísimos dioses?. Lógicamente a nadie le interesa eso ya que por un lado te lo venden siempre como algo inaccesible aunque la tecnología ya lo permita, por otro lado si te muestran un futuro malo estarás más contento con el presente que tienes (agradécelo pequeño cabrón) y por otro evitamos incómodos debates sobre cómo pagar tal utopía, ya que el sagrado dinero y sus sacerdotes no son instituciones de beneficiencia, sino matarifes al servicio del lucro puro y duro.
Curiosamente la película que en España se anunciaría como "Cuando el Futuro nos alcance", se basa en la novela "Make Room! Make Room!" (¡Hagan Sito! ¡Hagan Sitio!) publicada en los años 60. El título del libro es tremendamente significativo ya que resume en dos palabras repetidas el problema del crecimiento humano independientemente de los recursos disponibles. Para que nos entendamos, la gente sigue teniendo hijos aunque no haya comida, el caso de Etiopía y similares es paradigmático: en el año 1900 la antigua Abisinia contaba con una población de unos 4 millones de personas, en 1933 ya eran 12 millones y en el 2020 se encuentran en los casi 115 millones de bocas que alimentar, exactamente 114.963.588 según  Naciones Unidas, pero con unos recursos nacionales que no han crecido a la par que la demografía, por lo que el nivel de vida no es espectacularmente alto ni el territorio ofrece mucho más que el tradicional deporte del país y gran parte de los alrededores, es decir, chingar a pelo.

Curiosamente (o no tanto) el consabido "comunismo caviar" de Hollywood suele aportar una brillante solución en la dialéctica ricos/pobres: que los ricos abran fronteras para que entren los pobres sin realizar a un análisis de por qué los pobres viven como viven y están como están. Naturalmente los de Beverly Hills (cuyo paisaje se empleó como base para el hábitat espacial de la película "Elysium") no van a compartir sus mansiones con los pobres que tienen unas calles más allá, pero no hay problemas en que los demás compartamos espacio y recursos con los millones de africanos y demás que sueñan esperanzados en alcanzar la "tierra prometida" de los países occidentales. En España las autoridades ya hablan de por lo menos otros 7 millones más de inmigrantes en los próximos años para solucionar los problemas del país en cuanto a natalidad, nadie apuesta por desfomentar el aborto ni promocionar la natalidad autóctona, ya que eso sería una aberración más del sistema fascisto-hembricida-tiránico del heteropatriarcado que aún domina Europa y América. Tampoco se plantea por qué hay que seguir "creciendo" independientemente de la calidad de tal "crecimiento" ni por qué no hay dinero para las pensiones pero sí para los 17 gobiernos autonómicos.
Evidentemente el hábitat "Elysium" en breve se convertirá en una sórdida barriada dando vueltas en el espacio y es lógico, la gente lleva su idiosincrasia allá donde va y tales cualidades no son iguales en Africa que en Europa, pero gracias a nuestra inestimable colaboración y a nuestros impuestos eso está cambiando a toda velocidad y en un futuro próximo podremos hablar con propiedad cuando nos presentemos como "afroeuropeos", el viejo sueño del Conde Kalergi por fin hecho realidad gracias al buen corazón y generosidad de las que hace gala la población europea procedente del siglo pasado y en vías de extinción en el actual. Naturalmente podemos esperar que la cabeza de la Iglesia Católica seguirá tan ricamente en su Estado Vaticano, sin más huéspedes que los requeridos temporalmente por su santo protocolo diplomático. Ya se sabe, como dice el refrán: "El invitado y el pescado a los tres días apestado". Afortunadamente los europeos, salvo notables excepciones, han perdido por completo el sentido del olfato por lo que hasta lo más infecto moralmente les deja indiferentes.

Puedo equivocarme, lógicamente, pero además del Vaticano creo que otro país estará a salvo del enriquecimiento cultural y demográfico africano en los tiempos por venir: Israel, salvo para los palestinos viene a ser el "Beverly Hills" de Oriente Medio.

Mientras tanto, seguimos a buen ritmo para alcanzar otra de las "soluciones" que aporta la profética película "SOYLENT GREEN", "haciendo sitio" con maravillosos finales como el del viejo "Sol": en ultrapanorámico, una pirula y Beethoven Nº6 a volumen brutal.
Si llego a viejo espero que me dejen elegir, yo prefiero reventar con un bote de Viagra y mercenarias del amor tan "high standing" como me pueda pagar tras lo que me dejen para libre disposición los impuestos, mejor ir ahorrando ya...

A veces me pregunto si los escritores imaginan cosas sin sentido o por el contrario "algo" les llega desde el eterno presente cuántico. O puede que no sean mas que falsificados protocolos que los sabios consideran dignos de aplicar por nuestro bien y su santidad.

En fin, que siga la fiesta, en Europa tenemos para todos los que quieran unirse a la celebración, ¿no era eso lo que cantaba Rosa de España?: 

"¡Europe's living a celebration, todos juntos vamos a cantar! ¡Europe's living a celebration, nuestro sueño una realidad!"

Efectivamente, el buen masón y mejor persona, noble Conde Richard Coudenhove-Kalergi puede darse por satisfecho allá donde esté, su sueño es una realidad.

En fin, que siga la fiesta y las celebraciones, seguro que el año entrante resultará más divertido que el 2020 que ya dejamos atrás...
Lo cocineros mejicanos tienen un viejo dicho que debe de proceder de la época de los aztecas: "Todo lo que corre nada o vuela es bueno para la cazuela".
Desde hace tiempo también podemos añadir: "...y lo que las factorías nos provean..."

¿Será verdad que la industria del aborto usa (o USA, según se mire) por un buen dinero los restos de fetos asesinados para la investigación, reventa y desarrollo de productos manufacturados alimentarios, tal y como parece suceder con Senomyx y el HEK293?

Puede que ya estemos en el Canibalismo v.2.0  ó  "Reloaded", a elegir según gustos...
Bon appétit monsieur!

No hay comentarios:

Publicar un comentario