ARS GRATIA ARTIS: Louis Justin Laurent Icart
El nombre, diminutivo Mefisto, corresponde a un demonio del folclore alemán y fue empleado por Goethe en la primera parte de su obra Fausto (Faust: der Tragödie erster Teil), publicada en 1808, para denominar a la parte de la tragedia encargada de apropiarse del alma a cambio de... bueno, en teoría, de cualquier cosa mundana que se pida.
La pintura de un gran autor Art Decó lo representa con ciertos aires orientales que luego recogerían para Ming en el planeta Mongo del cómic Flash Gordon, en línea con el aura refinado y elegante que destila el personaje, teóricamente uno de los príncipes del Infierno.
"La región más extrema y recóndita de la mente humana, un abismo radiante donde el hombre se encuentra consigo mismo... El Infierno".
- Desde el Infierno - 20th Century Fox 2001
Etimológicamente una de las versiones mantiene que procede del Griego y significaría "el que ama la no luz", es decir, el que ama la oscuridad, en realidad.
Es llamativo que tradicionalmente se haya considerado que el diablo y/o los demonios tengan un aspecto inquietante o directamente pavoroso, porque, lógicamente, si quieres vender algo, la presentación ha de resultar atractiva. Si uno ve que se le acerca un monstruo más o menos horrible, lo normal es apretar a correr para el lado contrario. Moralmente sucede lo mismo, si te presentan directamente algo chocante, se tiende a evitarlo. Por ejemplo el caso de la swástika, hay países donde su representación está prohibida al ser por su propio aspecto un símbolo ofensivo. Por lo mismo, para que algo resulte agradable de entrada, lo lógico es que aparentemente comparta valores y no ofenda ni sea dudoso. En Israel una tarjeta de visita que luzca el hexagrama o la Menorah, es un buen comienzo para empezar a hablar.
Lo natural también, es huir de lo escabroso o lo grotesco, aunque en el arte, de un tiempo a esta parte, hay cierto predicamento por esas vertientes plásticas del espectáculo humano e intelectual. Pero salvo casos muy concretos, nadie pondría en el salón o en el dormitorio algo que le repugne. Si lo hace es porque "está en la onda" de tal expresión o imagen y por tanto no le resulta desagradable por completo.
Infierno procede del Latín "inferus" = "de abajo"-"inferior", pero en Inglés tiene otro origen. "Hell" procede del protogermano "haljo" = "el mundo de abajo/inframundo", curiosamente en Alemán quedaría como "hölle" una palabra tremendamente parecida a "höle" que significa "caverna/cave", "cavidad/cavity", "agujero/hole".
Siguiendo la pista en las lenguas nórdicas tenemos que es sencillamente "Hel" y ese es el nombre de la hija de Loki que reina sobre los muertos malvados en Niflheim, el mundo más bajo de la mitología nórdica. Por cierto, "nifl" = "mist" = "niebla".
"Hel" además de ser un nombre propio y también el término asignado al infierno, en Noruego antiguo significa "oculto"/"hidden".
Y siguiendo con las curiosidades, en Inglés "Hello" = "Hola". La raíz de la palabra es sospechosamente similar aunque citen que se deriva de "hallo", "holla" y variantes similares.
"Y si mucho miras a un abismo, el abismo concluirá por mirar dentro de ti"
- F. Nietzsche -
Hace meses una campaña publicitaria de un banco promocionaba sus servicios con una bonita frase: "Entra y haz realidad tus sueños".
Evidentemente todos asumimos que no es gratis y que tendrá el sobrecoste que determine la usura legal en el momento de firmar.
Claro que, paralelamente, uno puede pensar que, en cierto modo, la realidad es la misma cosa. ¿Y si tan solo aquí se pudiesen hacer realidad los sueños porque la materia se automantiene sin necesitar de un esfuerzo por nuestra parte que mantenga la "visión" con su propia continuidad?.
Los sueños lúcidos es lo que tienen, hace falta un esfuerzo de atención para mantener el foco o hacer aparecer lo que se desea. En cambio, en la dura realidad, una veleta se quedará en el campanario hasta que la derribe el óxido, el tiempo o alguien la quite. Tenemos la relativa certeza que ahí estará cuando volvamos a mirarla.
Sobre estos espejismos es interesante una de las frases del Príncipe Siddhartha que se convirtió en Buda: "He abatido al constructor de la casa. He visto al creador de las ilusiones. He reconocido al constructor, he visto al creador de mi individualidad. He visto eso, te he visto a ti, te he reconocido a ti, que eres el constructor de mi casa de ilusiones. Por lo tanto ya no puedes seguir manteniendo en pie esta casa. Las vigas de esta casa están destrozadas. Nunca podrán ser ensambladas nuevamente. Siddhartha ha llegado a su fin, y lo que ha surgido es el estado de Buda".
Muy bonito, sin duda, lógicamente se lo atribuimos al Demiurgo, al Gran Constructor de los masones, o, ¿por qué no?, al mismo Diablo Satanás. Pero, ¿y si fuésemos nosotros mismos en gran medida?.
He aquí que, si bien todos tenemos claro que para la banca el mundo ideal es aquel en el cual tengamos que recurrir a ella hasta para comprar toallas a crédito porque no tenemos nunca dinero en cantidad suficiente, y que nos cobren intereses, y que volvamos a contraer deudas que deberán tener algo real como garantía, y un avalista para que tengan asegurado todo, y harán todo lo posible para que sigamos eternamente en deuda, una y otra vez. En cambio, no todos tenemos claro que nadie nos pone una pistola en la cabeza para entrar en una sucursal o recurrir al crédito rápido" online" y solicitar lo que necesitamos para "hacer realidad nuestros sueños".
A veces, quizá, en función de las circunstancias y las posibilidades, es mejor renunciar directamente a tales sueños pues se pueden trocar fácilmente en pesadillas.
La banca, en realidad no desea que paguemos las deudas, prefiere quedarse con las garantías, siempre que superen el valor del préstamo más los intereses, y que se generen nuevas deudas. Cuanto más tengamos que recurrir a ellos hasta para comprar el pan, pues mejor. ¿Que la gente no paga?. No pasa nada, lo pagarán vía impuestos tanto los justos como los pecadores para compensarles y que el viejo dicho "La Banca siempre gana" sea verdad una vez más.
¿Por qué el Príncipe de este mundo iba a funcionar de una manera diferente?.
¿Por qué seguimos jugando a la lotería pese a las ínfimas posibilidades de las que disponemos?.
Porque sabemos que algunos lo consiguen, porque conservamos la esperanza de que, quizá, a nosotros también nos visite la suerte, pese a toda una vida de constatar lo contrario.
El Demonio no necesita hacer pactos ni preguntarnos qué es lo que deseamos, ya lo sabe incluso bastante mejor que nosotros mismos y simplemente caemos por gravedad reflejados en el espejo, en el agujero, en la madriguera, por inercia, por nuestros sueños. Porque somos nosotros los que tenemos las ilusiones y dirigimos energías, miradas y miríadas hacia allí. Esos somos nosotros, los que miramos y anhelamos.
Te veo y sé qué es lo que quieres, déjame ayudarte a conseguirlo...
Tu no eliges el infierno, el infierno te elige a ti, el más adecuado.
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