ATARI Febrero de 1989
En el juego ocupamos el papel del protagonista, Jack The Jester, en el ficticio reino de Allegoria. Según cuenta la historia, Jack se ha enamorado de la Princesa Grizelda, pero sabe que el rey nunca permitiría que su hija (caso de que ésta quisiera) se casase con un cortesano bufón de baja estofa.
A no ser, claro, que realizase algún tipo de acto noble y heroico. Tal ocasión se presenta cuando un día un grupo de dragones atacan el reino robando la mágica lámpara negra que protege al reino del daño y el mal. Cosa, que a mí me escama, ya que el cacharro no parece muy efectivo, al menos contra los dragones...
En fin, sin la protección de la lámpara el reino se ve desbordado por los monstruos y Jack se pone en marcha para recuperar la mágica lámpara negra, salvar el reino y esperanzado con lograr la mano de la bella princesa.
Casi nada..., buena suerte amigo.
R.A.E. Alegoría: Ficción en virtud de la cual un relato o una imagen representan o significan otra cosa diferente.
Grizelda: Del Alemán, diminutivo "Zelda". Significa "batalla oscura" / "dark battle".
En realidad, ¿qué puede hacer un bufón contra un dragón?. Pues por lo general nada, salvo que logre ser un peligro mortal pero sin aparentarlo, claro...
"El que lucha con monstruos debe tener cuidado para no resultar él un monstruo"
- F. Nietzsche -
Efectivamente, si sobrevives, es complicado no cambiar desde lo que eras. Por un día o una temporada, si luego vuelves al reino habitual podría ser que todo siga igual quedando ese corto periodo como un recuerdo y nada más.
Pero si año tras año sobrevives entre monstruos, te enfrentes a ellos todos los días o no, inevitablemente cambias para siempre.
Y te da igual el reino que dejaste atrás, te da igual la princesa y te llegan a dar igual los monstruos. Desde ese punto en realidad aunque se retorne al reino, nunca se vuelve en realidad. Y eso suponiendo que se quisiese volver para ser otra vez un bufón porque, ni has conseguido la lámpara ni has matado dragón alguno.
Cambias, ya no se es el mismo...
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Y es que, como muy bien citan en "8MM" de 1999: "Si bailas con el Diablo el Diablo no cambia...el Diablo te cambia a ti".
Y eso, en realidad, es todo un problema que siempre te mantiene en el filo de la cuerda floja a un paso de la tragedia de evitar humillaciones y la ley consagrada de que el criminal tiene todos los derechos y la víctima, bueno, ya veremos...
Hay un famoso caso de un Guardia Civil que tuvo el intolerable atrevimiento de intentar defenderse en su casa de unos asaltantes. Todos los engranajes del sistema que rinde culto al delincuente, en el que vivimos atrapados, le siguen machacando a día de hoy y en los años por venir...
Desgraciadamente, siempre encontraremos la maldad allá donde vayamos, tanto como la que en distinto grado portamos en nuestro interior. El viejo dicho de que "Si un día llegas a un lugar donde todo el mundo es bueno, es que te has muerto y estás en el Cielo" es totalmente cierto.
Naturalmente no todo el mundo es un asesino por naturaleza y por lo general la gente es buena, hasta que deja de serlo... hay niveles y niveles desde el "me cae mal", "es un cabrón", "ojalá se muera" hasta que si la cosa se alarga en el tiempo hay quienes empiezan a planear algo más que les libre de tener que aguantar al objeto de sus molestias o incluso odio, deseo de dinero... los famosos móviles de los homicidios.
Y están esos momentos explosivos, sobre todo conduciendo el coche o la motocicleta, en los que al bajarnos del vehículo no sabemos qué nos vamos a encontrar como desafío y lo hacemos acompañados de la barra de bloqueo, una llave inglesa grande, el casco en la mano, etc, etc, etc... desde ahí puede ya pasar cualquier cosa si no hay Policía presente.
La combinación de bufón requemado, agresión supuesta o real y algo a mano que pueda resolver el problema de forma contundente, suele tener consecuencias funestas para propios y extraños.
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La muerte siempre la tenemos rondando sin necesidad de llamar su atención sobre nosotros pues, incluso en caso de sobrevivir, antes o después, si no es en auténtica autodefensa (incluida familia) nos preguntaremos si mereció la pena.
Resulta sorprendente que haya gente a favor de la libertad de tener o incluso portar armas de fuego. Si bien en la guerra hace falta un entrenamiento y temple para hacer que sean efectivas contra blancos a cierta distancia y en movimiento en un terreno donde te van a matar y tratas de evitarlo, porque esa es la esencia del campo de batalla; en la vida civil es completamente diferente. Las armas de fuego son lo más democrático que hay: un niño, una anciana puede matar sin problemas a un hombre de 1'90 que sea puro músculo y experto en artes marciales si le pilla a 2 o 3 metros. Un triste calibre 22 que toque el corazón, una arteria principal o penetre la caja del cerebro será suficiente para dejarlo en el sitio. Los riñones, los pulmones o el plexo solar llevará más tiempo, el suficiente como para que el niño o la vieja encuentren su destino a manos del señor de 1'90 si tras vaciarle encima el cargador no corren lo suficiente...
Y si el señor de 1'90 también dispone de arma de fuego, ¿entonce qué?, pues el más rápido y certero, como en el Far West.
Afortunadamente España es uno de los pases más restrictivos y donde más controladas están las armas de fuego. Esto no es Suiza ni Japón, si hubiese barra libre para las pistolas España sería más bien Colombia, ya nos matamos bastante bien con cuchillos, navajas y otros objetos punzantes o contundentes. Afortunadamente, de nuevo, la ley en España y el control ejercido por Guardia Civil y Policía Nacional, ponen algo de freno a portar tanto armas blancas como los objetos cotidianos que se pueden usar para matar.
Así se ha conseguido que las muertes por armas de fuego se queden en unas 1'3 por millón de habitantes, es decir unas 61 al año, la inmensa mayoría relacionadas con la delincuencia, principalmente del "material de importación" del que disfrutamos en el país.
En EEUU, la cosa es bastante diferente, el ratio es 24 veces mayor. El año 2019 tuvieron 15.292 muertes por armas de fuego, excluyendo los suicidios y 29.613 heridos que sobrevivieron, junto a un total de 76.000 partes hospitalarios relacionados con heridas no mortales debidas a las armas de fuego. Y eso es solo en un año...
Para entender el peso de lo que es un arma de fuego y lo que supone, no hay que perder de vista que en el año 2018 todos los asesinatos sumaron en Estados Unidos 16.214 muertos. Se puede suponer, sin mucho riesgo a equivocarse, cuál es el medio favorito empleado para matar
Se podría pensar que ahora la gente es muy mala y antiguamente, con otra educación, no era así...
Grave error, es un problema consustancial al propio país y su cultura de la violencia, junto a dejar las tentadoras (en todos los sentidos) y asequibles armas de fuego en manos del diablo que muchos llevamos dentro.
Si nos vamos a 1937, plena Gran Depresión, y a la detallada estadística disponible en la Ohio State University / Criminal Justice Research Center:
Encontramos que aquel año hubo 9.864 asesinatos en todo USA para una población que era de 128'8 millones, es decir, que comparado con el año 2019 la tasa de asesinatos se ha incrementado en 1'5 mientras que la población lo ha hecho en 2'5. En realidad, porcentualmente, ahora se asesina menos en Estados Unidos de lo que se hacía en los años 30 del siglo XX.
El mal está en las personas y en la libertad de poder matar con facilidad, independientemente de las consecuencias legales de tal acción.
Cuando políticos de un país como España, con una población a la que le chifla la chulería, el desafío y la broma peligrosa, defienden la libertad de tener armas de fuego al modo americano o suizo, sencillamente lo que desean es que haya una guerra civil y aprovecharlo, como hizo el amigo Lenin.
Nada más peligroso que un bufón armado, la versión vecinal y cotidiana del famoso "mono con la caja de bombas".
El conocido dicho de que "Las armas las carga el Diablo y las dispara el Diablo..." es desgraciadamente cierto. A veces, porque somos humanos no siempre bien autocontrolados, ni los militares ni los agentes de policía bien entrenados psicológicamente se salvan de esta verdad.
Vivimos en un mundo en el que afortunadamente tan solo debemos ser responsables de lo que hacemos o de lo que no hacemos, incluidas las palabras que una vez sueltas ya no tienen vuelta. Pero, a veces, a medida que la vida pasa, acercándonos al final, empezamos a entrar en ciertos ámbitos donde, como sucede con los regalos, la intención también cuenta, sobre todo, cuando damos los pasos para materializarlo aunque no lo lleguemos a consumar. Esa intencionalidad y deseo sincero, también nos define. No tiene, en principio, consecuencias legales, pero evidentemente, algo hay.
Y resulta muy, muy difícil hacer desaparecer por completo los deseos que nacen del odio, la rabia y la humillación donde cada uno tenga su delgada línea roja...
Mejor tener cuidado y con la mano en el corazón recapacitar si de verdad nos encontramos en una situación de vida o muerte, porque, sobre todo con un arma de fuego, la tentación va a estar ahí constantemente, ahora y en el s.XIX.
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