martes, 28 de julio de 2020

MADRID & DRAGON

Ilustración de finales del s.XIX
Este es el origen del escudo que el Real Madrid Club de Fútbol, con algunas variantes, usó en los primeros tiempos desde su fundación el 6 de Marzo de 1902, cuando jugaban en partidos oficiales contra otras sociedades, hasta que en 1908 el anagrama de las letras originales adoptó la forma clásica que ha llegado hasta nuestros tiempos.

Para los que hicimos la E.G.B. en Madrid, la cosa estaba clara en cuanto a simbolismo porque en algún momento del s.XX el dragón desapareció, quedando la corona de honores, las 7 estrellas de la constelación de la Osa Mayor, la Corona Real y naturalmente el famoso oso con su querido madroño.

La historia recoge que esta zona de la meseta inferior era pródiga en osos y madroños. Lo del oso no hay misterio, debía haberlos a montones y hay otras ciudades que tienen este emblema, por ejemplo Berlín.

En la mitología encontramos que de la sangre vertida por el gigante Gerión cuando lo mató Hércules, nació un árbol que florece y da frutos al mismo tiempo, siempre en la época en que las Pléyades relucen especialmente en el firmamento, es decir, entre Noviembre y Diciembre que es también cuando el madroño florece y al mismo tiempo da los frutos que son en realidad del año anterior. Esto podría llevar a pensar que las 7 estrellas del escudo del Ayuntamiento y de la bandera de la Comunidad de Madrid, aunque oficialmente se dice que representan a la Osa Mayor sobre la Sierra del Guadarrama, lo cierto es que más bien pueden hacer referencia a las Pléyades, que son conocidas como "Las Siete Hermanas", por la ya vista asociación con el madroño.

¿Pero de dónde viene la historia del dragón?. Pues del origen ancestral de el nombre de estas tierras, que se encuentran no muy lejos de una de las bocas del infierno que, teóricamente, estaría bajo el mismo Monasterio del El Escorial.

Madrid etimológicamente no está claro de dónde viene. Jerónimo Quintana en el s.XVII menciona que podría ser de la época romana "Mantua Ursuaria", lo cual es bastante traído por los pelos. 
Parece más razonable el "Magerito" Celta, siendo lo más aceptado el "Maghrit" Árabe. Ésto último es muy interesante para lo que nos ocupa, ya que el término hace referencia a una "red de corrientes subterráneas" y que derivaría en el Mozárabe "Matrit".
También del Árabe sería Mayrit con el posible significado de "Arroyo Matriz" así como "Magrit" que vendría del romance "Matric" = matriz, como una metátesis al Árabe.

Pero sigue faltando el dragón...
Y para eso tenemos que ir a revisar un número de 1889 de la Revista Ilustrada "La Provincia" donde cita que:

"Su escudo ó blasones no fueron siempre los mismos que hoy usa, sino que han ido modificándose con el tiempo. El primitivo blasón ó armas tenía la forma de un escudo que ostentaba un dragón de oro en campo azur, tal y como se halla en el escudo, copia del original que se conserva en el archivo de la Villa, siendo el mismo que describen Ptolomeo y Tarrafa como propio de Madrid.
El origen de este emblema se relaciona con la historia fabulosa de la fundación de Madrid por los griegos, de que hablamos en este libro, y según cuentan las antiguas crónicas, el dragón, tal como figuraba en las armas de la Villa, se descubrió al derribar una antigua puerta para el ensanche que llevaron a cabo los romanos.
Estos, así como cambiaron, según parece, el nombre de Visevia, que antes tenía la Villa, y que significa lugar del dragón..."

Es decir, que mientras en el País de Gales (Country of Wales) prefirieron mantener el dragón rojo y conservar la leyenda de su lucha contra en dragón blanco, junto a la oscura participación de un Merlín todavía niño, resulta que en Madrid decidieron olvidarse del asunto ya en la época del Imperio Romano, finiquitando en la heráldica lo que podía quedar a la vista de esa historia ya en tiempos modernos.
Lo que nos lleva a otra de las curiosidades de Madrid, el famoso dicho de que "De Madrid al Cielo".
Evidentemente, en cuanto a eso de ver el cielo, en cualquier lugar del planeta antes de la luz y la contaminación por todas partes, era lo natural que se dijese cuando se miraban las estrellas, por lo que el castizo predicamento puede proceder, seguramente, de la obra del autor del Siglo de Oro Luis Quiñones de Benavente: "Baile del Invierno y del Verano".
Donde aparecen los siguientes versos.

"Pues el Invierno y el Verano,
en Madrid solo son buenos,
desde la cuna a Madrid,
y desde Madrid al Cielo".

Discrepo del buen hombre, particularmente considero bastante más acertado aquello de que en "Madrid hay 6 meses de Invierno y 6 de Infierno", en lo que a climatología se refiere, claro, en lo demás son 12 meses de Infierno implacable, salvo si te puedes escapar en vacaciones a un lugar más acorde con los gustos opuestos a lo que representa esta maldita ciudad.

Pero, cosas de la vida y las leyendas. Resulta que hay otra historia muy diferente que explicaría el paso "Madrid al Cielo", y tiene que ver con la muerte.
En la Casa de Campo se encuentra el Cerro Garabitas, un lugar a poco más de 1 Km. de las antiguas murallas y la gran bajada del viaducto del Palacio Real. 
Cuentan que todas las noches se reúnen las almas de los que fallecen en Madrid y desde allí ascienden hacia el Cielo. 
Esta creencia se ha visto alimentada a lo largo de los años por quienes veían ascender luces por encima de las copas de los árboles, posiblemente luciérnagas o fuego de San Telmo.

Y en el lugar hay una especie de "Círculo de la Cosecha", realizado con piedras que nadie sabe quién hizo ni cuánto tiempo lleva ahí...

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