viernes, 17 de noviembre de 2023

OVERFLOW

Overflow = Desbordamiento, exceso.

El exceso de población siempre ha sido un problema, desde la época de las cavernas. Inevitablemente y con únicamente tener recursos alimenticios suficientes (aunque sean escasos) para la prole, conlleva la explosión demográfica en cualquier sociedad/tribu, sea de diez personas, sea de cien millones. La excepción se da en las sociedades que priman la calidad de vida y abundancia por encima de la cantidad en el hormiguero-marabunta, cuyo propio número es su fuerza, pagando las consecuencias todo aquello que se encuentre en su camino.

El planeta no está superpoblado, ni mucho menos. Puede albergar cómodamente a 50 o 60 mil millones (50.000.000.000 - 60.000.000.000) de personas sin ningún problema, seguiría sobrando sitio para los espacios naturales, y eso sin contar con los mares y en la órbita del cielo. 
Pero no puede hacerlo en condiciones de calidad con el vigente sistema económico depredador (dinero-deuda/ganancias) y de gestión de residuos; junto al hecho de lo increíblemente dependientes que somos de las fuentes de energía que se basan en derivados del Carbono-Hidrógeno.

Lo que están superpoblados son los hormigueros, es decir, las ciudades, esos cada vez más inmensos agujeros negros que se tragan absolutamente todo tipo de recursos, excretando a cambio basura (en sus múltiples manifestaciones) en cantidades inimaginables.
Pero ese es el resultado de la concepción productiva y administrativa desde antiguo: las polis griegas que cuando rebosaban expulsaban población (los económicamente débiles, junto a delincuentes y oportunistas varios) para que, donde no molestasen, fundasen nuevos asentamientos (al contrario que ahora, donde las ciudades absorben cada año más y más población, vaciando el campo y las pateras/aeropuertos), que a su vez, si todo iba bien, serían nuevas polis completamente independientes de la original; al fin y al cabo se lo habían ganado a pulso y no le debían nada a la Metrópoli salvo su propia expulsión. El crecimiento de estas comunidades en una zona de recursos limitados, como siempre sucede, incluidas las hormigas, solo tenía una consecuencia: la guerra.
En realidad, los humanos no hacemos nada nuevo que no hagan otros animales o agentes del mundo natural; somos una especie de combinación entre hormigas y virus, precisamente por ello la especie ha tenido tanto éxito y logrado su tenaz supervivencia hasta ahora.

"NOAH", Paramount - Regency, 2014

En resumidas cuentas, no conocemos límites (lo cual está muy bien) ni sabemos crecer con sentido de armonía o belleza (lo cual está muy mal), nos comportamos como las ranas o los insectos: cualquier charca hedionda nos sirve y nadie protesta ni hace nada porque, en realidad, como le sucede a los canarios (aves) o a los peces de colores, cualquier jaula o pecera les vale, y si tienen alimento, todo va bien.

Por ejemplo, el barrio de Moratalaz se hizo humildemente pero para que fuese una ciudad-jardín dormitorio, ya se empezó mal puesto que redujeron el porcentaje de zonas verdes de lo planificado a la ejecución real. Pese a todo, mientras estuvo cuidado por los servicios municipales y las comunidades de vecinos, aquello fue, efectivamente, una ciudad ajardinada sin apenas tráfico. Luego (1978) comenzó el abandono, la delincuencia rampante y la acumulación de basura y pintadas, ruido y coches por todas partes, chabolismo vertical, nuevas y monstruosas edificaciones de realojo, se rodeó con el cinturón de la M-40 y con flamantes y horripilantes barrios "colmenas" ejecutados con el concepto de "manzana" (el término sudamericano "cuadras" es muchísimo más apropiado para su denominación), dejando de ser una colonia en los exteriores frontera del Madrid de entonces y, no menos importante: se fue produciendo sin prisa y sin pausa la sustitución poblacional de clase media-baja por los "nuevos españoles"... 
No fue la pérdida del paraíso, porque no lo era, pero no dejó de ser el triunfo de la fealdad y victoria de la desidia sobre unos habitantes que, salvo excepciones, dejaron a su suerte todos los metros cuadrados sin edificar, asilvestrándose en algunos casos, lo que en esta parte de España implica erial de secano salvo por unos meses al año, y que en otros lugares, antaño jardines, se edificasen aparcamientos echando cemento y asfalto, bajo tierra y sobre ella. Los árboles fueron muriendo o se talaron sin ser sustituidos, etc., etc., etc... Hoy Moratalaz, pese a conservar algún rincón todavía con encanto, la verdad es que se podía llamar muy justamente Morrallatalaz haciendo honor a su manifiesta y desnuda verdad.

La población, acepta cualquier cosa mientras puedan comer algo y reproducirse libremente, el resto, aunque pudiera parecer lo contrario y haya mucho de teatro en ello, les da igual.

Pero, cosas de la vida, muchos animales humanos, por motivos desconocidos, si tienen dinero en cantidad suficiente, se ponen a vivir en lugares como estos:

https://elpais.com/economia/negocios/2023-02-10/las-tres-casas-de-la-semana-de-una-vivienda-de-hormigon-de-a-cero-por-10-millones-de-euros-en-somosaguas-a-un-chale-en-la-molina.html

El que esto escribe sospecha que, aún a riesgo de equivocarme, no lo hacen para sufrir y pasarlo mal en soledad y aislamiento con respecto a los congéneres de menos posibles, sino porque han descubierto una verdad manifiesta para cualquiera que no sea un mentiroso: que la convivencia con otros humanos y sus mascotas/niños (grandes generadores de ruido y mierda) es el origen de la mayor parte de las molestias y problemas que acucian al individuo que aspire a tener una vida confortable y de calidad. 
La muy popular (en Francia) MF no es una excepción: la plebe ha de ser contenida tras un muro que resguarde el confort del mundo que es un hogar. Y hace bien, ella que puede. 
Lo funesto es defender desde sus mansiones (Aznar et al) lo contrario para los que no tienen su poder adquisitivo; y lo aberrantemente grotesco es la fanática defensa de semejante postulado por parte de la mayoría del lumpen social originariamente europeo.

Esta verdad incómoda es extrapolable a gran escala a las sociedades y las civilizaciones.
Por ello las consecuencias de obviarlo serán, ineludiblemente, catastróficas.
El crecimiento, independiente de su calidad, junto a la mentalidad de las favelas (y sálvese quien tenga €ss con suficiencia) típica del humano medio de cualquier parte del planeta, solo puede tener un camino y un desarrollo sin sorpresas.

En fin, en cualquier caso, de un modo u otro (y antes o después), seríamos extraordinariamente ilusos si nos olvidásemos de un pequeño detalle: los milagros con las Matemáticas y con la Naturaleza no suelen darse, lo que si que existe (nos guste o no en la manera de operar), son los "reguladores",  sean "humanos", sean "divinos", sean inesperadamente "aleatorios", pero, si algo demuestra la historia del mundo natural (por ejemplo la Isla de Pascua y su historia poblacional desde los orígenes) es lo implacable de los números y las limitaciones del techo tecnológico junto a la variable espacio/recursos.

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