viernes, 10 de noviembre de 2023

GATOS PSI


Estos animales, desde antiguo y a lo largo de la Historia, han tenido predicamento de ser un tanto especiales. Decían los egipcios (cuando todavía lo eran en Kemet) que "Los dioses crearon a los gatos para que los hombres pudiesen jugar con leones"; sin contar con esa (teóricamente) relación especial que parecen tener con el "mundo de lo sensible", por decirlo de alguna manera.

Es complicado saber qué de verdad podría haber en todo ello, pero, en cualquier caso, por lo tremendamente curioso del asunto y lo inquietante de las conclusiones para alguien como yo, incluimos el enlace a un vídeo que recomendamos ver en su totalidad.

https://www.youtube.com/watch?v=j9lfijavmig

Los datos del estudio realizado son tan llamativos como creadores de desasosiego; quiero decir que, si en estos tiempos que vivimos todo es tan de buen rollo, buenismo y "No" a la violencia, ¿qué es lo que está sucediendo?.
Por otro lado, jamás antes (que se sepa) había habido semejante proliferación, difusión, adicción y fascinación por la violencia (simulada, en principio) y el true crime, con toda la jugosa información aportada, que jamás parece suficiente como para satisfacer el morbo de la plebe y los científicos (principalmente forenses) asociados.

Mis padres tenían siempre la jodida costumbre de comer con el Telediario y toda su mierda en la TV puesta en ese momento en el que nutres el cuerpo, y de paso la mente, con la sarta de desgracias y tragedias habituales que no cambian en décadas. Solo lo hacen las caras y los nombres, el resto es lo mismo siempre.
Cuando podía me iba a mi habitación y comía allí, leyendo tebeos o con música, aunque francamente cabreado de tener que soportar el vivir "bajo el techo del cortijo" con las costumbres de mis progenitores.

Mi mujer es una junkie de toda la producción existente de true crime y derivados, reconozco que me he visto algo de todo eso y, también he de reconocer, que algunos casos o historias son fascinantes; el resto, el consumo habitual de tales productos, sencillamente me repele.
Del mismo modo que me resultaba intolerable comerme el plato que mi madre ponía en la mesa mientras el presentador comentaba el último atentado de ETA y las imágenes mostraban los restos de la explosión junto a algunos cadáveres tapados, hoy, todavía, me resulta aberrante comerme el kebab mientras mi mujer se deleita con el análisis forense de un cuerpo destrozado por cualquier serial killer del pasado, del presente o del futuro venidero...
En tales circunstancias, me voy a comer a otra parte o simplemente cambio de programa, le lanzo una mirada claramente significativa y lo acepta sin problemas. Es es precio a pagar si quiere que comamos juntos: nada de semejantes monstruosidades que hubiesen revuelto el estómago y llenado de miedo a personas de apenas hace dos generaciones, para ellos nuestra falta de sensibilidad y decoro con estas cosas a la hora de la comida les haría pensar que están ante diablos alimentándose en el infierno.

Para saber que el mundo es malo con gente mala que hace cosas malas no es necesario estar todo el día a todas horas con la misma cantinela. Tal afición y querencia marca un gusto sumamente inquietante, al menos para el que esto escribe, y no porque vaya a resultar en la creación de psicópatas, asesinos o gente violenta, sino por la simple pregunta: ¿por qué te gusta ver todo eso?

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