viernes, 10 de noviembre de 2023

Erase una vez...

...una humanidad que imaginó tener las estrellas a su alcance. Generaciones crecidas en la idea de expansión y sociedades sin penurias, donde las máquinas aportaban la liberación de los esclavos, sin escasez de tiempo, espacio, energía ni recursos. 
A mano siempre las herramientas que permitiesen cruzar las fronteras de las limitaciones impuestas a los mortales por los desconocidos dioses de la creación.
Siendo sueños de la ciencia surgida siempre, guste o no, de la imaginación, que desde los albores de la tecnología encargada del manejo de la mágica electricidad, ha seguido avanzando hasta llegar al borde del filo de la navaja, ese fino abismo donde no se sabe si el mundo acabará con un sollozo en vez de con una explosión, en lugar de esa tercera vía que siempre ha sido la deseada salvación...

El fuego secreto de los filósofos-alquimistas, en realidad tal y como recita Patrick Harpur, es la Imaginación. Algo de lo que parecen carecer la mayoría de los mortales y, por tanto, se nutren de la que les es proporcionada: cuentos en las noticias, cuentos en las películas, cuentos en la Historia y los libros. 
Quien controla esos cuentos controla sin duda esta parte del Anima Mundi y, en consecuencia, no solamente al 90 - 99% de la población, también la derivada concepción del "campo" social-mental concomitante a semejante número de personas que son los robota (trabajo pesado en Checo, de L. Capek), autómatas.

Al final, es posible, que las Puertas del Reino tengan su cultivo y acceso en el interior, algo que resultaría intolerable a cualquier "intermediario", el cual siempre señalará que tales accesos se encuentran en un exterior que, precisamente ellos, son los que controlan las esclusas y las excusas, diciendo y decidiendo quién sí y quién no. 
En la vida todo es una repetición de esto mismo y solo una imaginación que no resulte ser desbocada, puede llegar a modularlo, haciendo un trabajo efectivo en nuestro interés más que en el suyo.

¿Cómo se podría acceder a ningún lugar tras un muro si no imaginas que tras esa barrera hay algo?. 
Los temores siempre serán cadenas y los anhelos alas, nacimos con ellas puestas y aquellos que no se las cortaron al llegar a cierta edad, nos las cortaron sin piedad los que nunca las tuvieron.

Un tesoro, en esta vida, es tener el pasaporte adecuado para la siguiente, y eso, es posible, que dependa precisamente de lo que imaginemos y los sentimientos generados en su virtud.

Erase otra vez, un hombre y una mujer...

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