Fuente: http://etimologias.dechile.net/?elogio
El libro de Pino Aprile, es una obra imprescindible para poder comprender lo que es el ser humano desde sus orígenes y, evidentemente, su final, bien afianzado en las irrompibles cadenas del destino hacia el que la especie se dirige inevitablemente, cual rueda de hamster girando aparentemente libre, antes o después se demostrará que los Griegos tenían razón. La Historia es simplemente un devenir cíclico con repeticiones "espejo" de lo que ya fue...
Presentado como un libro de humor, no lo es en absoluto, por mucho que resulte inevitable reírnos con las situaciones y observaciones que plantea, lo cierto es que el drama humano está ahí mejor retratado que en los millones de páginas que existen sobre la mente humana y nuestro comportamiento en sesudas obras que, dado su tamaño, sirven mejor para detener en seco un proyectil de 88 mm que para aclarar algo a quien las lea.
Si de verdad hay un interés en comprender al animal humano y las sociedades creadas, así como la explicación a ciertos comportamientos aparentemente aberrantes (incluida la gestión de cualquier crisis), el manual y guía indispensable es sin duda alguna "Elogio del Imbécil".
Entre sus páginas podremos encontrar en realidad la clave de todo: lo que caracteriza al ser humano como algo único en el universo es, que resulta capaz de creerse cualquier cosa y actuar en función de esas creencias. Y que la inmensa masa de imbéciles que conforma la normalidad humana, es la que ha hecho que se avance y progrese independientemente de los costes, la sin razón o los sacrificios absurdos.
En lo particular, he de reconocer haber pasado (en el consabido movimiento pendular del mono chillón) de haber creído prácticamente casi cualquier cosa desde niño hasta llegar a un difuso punto en determinada edad (ya adulto y dotado con las dudosas ventajas de tener una "mente abierta") a justo al otro extremo: de un tiempo a esta parte, no creer nada que no venga refrendado por hechos incontestables, demostrables como no solo para meter el "dedo en la llaga" sino para poder meter la cabeza y revisar las entrañas de cualquier cosa que nos quieran vender, porque al final es eso: vender-convencer.
La "mente abierta" ha pasado a ser la "mente críticamente cerrada" de un cancerbero que, sin dejar de observar las fantasías propias y ajenas, no deja que arraigue semilla alguna que pudiera convertirse en la futura planta proveedora del desengaño o directamente el ridículo, e incluso algo peor...
Resumiendo, en realidad he pasado a no creerme nada, y punto.
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