lunes, 31 de mayo de 2021

Officina Terra - Terra Officinarum

Oficina: del Latín officina (taller, fábrica) que antes fue opificina. Se compone de la raíz de opus (trabajo) y la raíz de facere (hacer). Fuente: http://etimologias.dechile.net/?oficina

Resulta un misterio cómo el término se quedó en exclusiva para el terrarium y criadero de larvas de burócratas que son las oficinas. Los ejemplares más gordos y notorios, por lo general, se les alimenta con la "jalea real" de la política para transformarse en especímenes auténticamente notables que suelen continuar como animales mutátiles, pasando de ocupar el trono de ministerios misteriosos a convertirse en zánganos bien alimentados en empresas de renombre.

En cualquier caso, hace 100 años, como ahora, las mascarillas causaban furor en estos espacios cerrados y por lo general mal ventilados donde se desarrolla esa insustituible actividad de rellenar papeles, incluso en estos tiempos de ficheros informáticos y teleconferencias, el "papeleo" sigue tan vigente como siempre en su modo físico y se ha disparado sin medida en el ámbito electrónico.

En realidad, la oficina es simplemente el taller/fábrica de palabras/números, algunas de ellas terribles, pues en su concatenación emanarán, por ejemplo, las leyes y sanciones procedentes de la gran boca del "dios legislador" que ha ido haciendo, por ejemplo, las directrices y multas en relación al ciudadano y el bicho que sigue comiendo el tiempo/dinero de nuestras vidas.

Sin las legiones de oficinistas que sirven de correa de transmisión entre los dioses parlamentarios y Hacienda/Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, aquellos predicarían en el desierto y éstos vivirían a su aire, recaudando/multando según su criterio personal, pues sin duda el dinero seguiría cambiando de mano, desde la base de la plebe/lumpen hacia arriba, a punta de pistola o garrote, pero seguiría cambiando de mano, eso seguro.

En este mundillo de cubículos, mesas y burós, no nos podemos quejar. Somos el primer paso en la evolución que salta del trabajo en la producción de bienes reales, a los intangibles conceptos de números e ideas que hablan entre sí en un lenguaje ajeno salvo para los iniciados que se especializan en las ramas del críptico saber estadístico, contable, formulario, reglamentario, legal, analítico, procedimental protocolario...

En cierto modo, no deja de ser una cadena de montaje, solo que no se montan coches ni juguetes, sino registro de datos e incidencias, venta a distancia, operaciones telefónicas, crédito y banca, RR.HH., chupar tinta, lamer teclas....

- Jack Lemmon as C.C. Baxter -
No es picar piedra ni echar asfalto en verano, pero tiene ciertamente algunos inconvenientes derivados de estar sentados constantemente y las inevitables deformaciones/afecciones aparejadas, al punto de tener que desarrollar sus propias contramedidas: la "gimnasia" de oficina y los asientos bien ventilados, tanto de la espalda como de las posaderas, pues en caso contrario, el famoso mal que "se sufre en silencio" hará su aparición, con más probabilidad en aquellas/os (pues en landas oficinales las hembras suelen ser más que mayoría) cuyas jornadas se alargan, y alargan, y alargan hasta las 10 - 12 horas diarias. Más arriba de los Pirineos seguro que no es así, pero en España me consta que las maratones diarias ante la pantalla del ordenador aún existen.

En cualquier caso, resulta interesantísimo ver cómo se ha evolucionado en 100 años gracias a los gadgets que proporciona la industria.
Aunque, naturalmente, en cuanto a la mentalidad no hemos evolucionado en 100 años y mucho me temo, que en los últimos 10.000 tampoco. Seguimos siendo los mismos de siempre, con traje y corbata, con la tecnología que nos podamos pagar para, literalmente poder respirar, pero con los mismos atavismos y creencias, que parecen evolucionar porque cambian con las modas, pero en realidad, es siempre lo mismo...

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