Nunca pasó de la fase de pruebas y el resultado práctico fue muy inferior al solicitado debido a la falta de precisión, ya que se basaba por completo en la habilidad manual del soldado, y a unas prestaciones un tanto pobres para lo requerido. El artefacto constaba de dos fases propulsoras de combustible sólido (Diglycol-Nitroglicerina), pero debido a que no alcanzaba la altura a la que se movían los bombarderos estratégicos USA (alrededor de los 9.000 m.) se hizo la versión R3 con un motor cohete de combustible líquido y propulsores de combustible sólido laterales (una disposición similar a la usada en el Space Shuttle de la NASA).
La carga explosiva podía llegar a los 150 Kg. detonada por una espoleta de proximidad acústica denominada Kranich. La velocidad máxima era de 1746 Km/h y tenía un alcance de 8 Km. de altura. Como curiosidad destacar que se guiaba a mano, a simple vista, por lo que disponía de bengalas en las puntas de las alas para ayudar a que el operador hiciese el seguimiento de la trayectoria hacia el objetivo.
Pese a las carencias y la cancelación del proyecto, marcaría el camino a seguir a los misiles SAM y sus plataformas lanzadoras móviles actuales.
ARS GRATIA ARTIS: Valery Petelin
Hoy en día se conservan ejemplares restaurados en el Museo de Tecnología Alemán en Münich y en el Museo de la RAF en Cosford.
En el Centro Steven F. Udvar-Hazy, Virginia USA, se encuentra otro con una historia notable: lo tuvo la U.S. Navy hasta 1969 cuando fue adquirido por el Smithsonian para ser exhibido desde 1976 hasta los años 80 del s.XX en el National Air and Space Museum.
No está mal para un programa cancelado...
El botín de guerra que consiguieron los Aliados aún hoy resulta difícil de cuantificar, no solo por lo material, también por los diseños e ideas revolucionarias.
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