domingo, 18 de julio de 2021

Aquellas viejas máquinas...

Los que ya contamos con cierta edad, crecimos en un mundo que iniciaba la revolución hogareña del ámbito informático anunciando el inicio de una nueva era portadora de la promesa de vidas enriquecidas gracias a unos teclados que, muchas veces se enchufaban al televisor (al no disponer de un inalcanzable monitor), abriendo una ventana a un fantástico mundo de posibilidades que hasta entonces (inicios de los años 80), tan solo estaban al alcance de empresas, laboratorios, universidades y otros lares donde estas herramientas se usaban para tareas bastante más serias y productivas que, por lo general, su destino doméstico: intensas maratones épicas matando marcianos y aventuras de todo tipo donde tenías que poner de tu parte una buena dosis de imaginación que supliese las carencias gráficas típicas de los 8 Bits, con los 16 Bits mejoraría bastante y el resto es Historia...

Embobados componentes de una generación que alucinaron con películas como Juegos de Guerra (1983) o Sueños Eléctricos (1984), donde los coprotagonistas no eran robots parlantes que esquivan disparos de "blaster-laser" haciendo chistes con voces metálicas o jodiendo la marrana y tratando de hacer lo mismo con la rubia cachonda en SATURNO-3 (1980), sino que eran "auténticas" Inteligencias Artificiales, manipuladoras (claro indicativo de inteligencia), con capacidad de evolucionar y un fuerte componente emotivo-afectivo en las interacciones; anunciando la ya entonces consolidada concepción de una existencia intangible en los mares y manglares electrónicos de la Red de Conexión, siendo el interface del teclado y la pantalla catódica los únicos medios para tener contacto directo con estas mentes relativamente artificiales en el largo camino que llevaría a MATRIX y el embrionario transhumanismo que lentamente sigue desarrollándose con tranquilidad en los complacientes e indolentes úteros que son las democráticas sociedades más o menos occidentales.

Y todo empezó entonces, cuando los programadores y diseñadores gráficos fueron capaces de poner en marcha una industria que actualmente mueve y factura miles de millones de euros en el entretenimiento de algo que ya no es "matar marcianitos" ni juegos de niños, son verdaderos portales a otros mundos electrónicos que tienen ya su vida propia en la telaraña nubular de INTERNET.


Hoy en día las unidades supervivientes de aquellas máquinas siguen existiendo acumulando polvo en olvidadas cajas de cartón o en expositores de los amantes de la retroinformática, en boga actualmente, y que ha revalorizado lo que, por lo general, las mujeres consideran basura y los ignorantes chatarra que vender al peso.

Y otras, siguen funcionando, por increíble que parezca, son cacharos que tras casi 40 años funcionan tan bien como el primer día, bueno, quizá haya que cambiar alguna goma de arrastre rota y en los casos más serios sustituir un condensador que ha pasado a mejor vida... pero siguen haciendo lo que se esperaba de ellas: aceptar programas de usuario, cualquier programa que se nos ocurra hacer y transformar datos al formato electrónico que le queramos adaptar y que nadie puede acceder a esa información salvo que disponga de una máquina similar o adaptadores.

Además tienen una ventaja fabulosa en estos tiempos que corren: no se conectan a INTERNET por voluntad propia, es más, necesitamos hacer auténticas filigranas de ingeniería y programación para conseguir semejante hazaña.

Y es que, ¿quién puede asegurar que nuestros potentísimos ordenadores actuales, prácticamente siempre conectados en línea a la red global, no envían lo que se les antoje a los programadores y controladores de los diversos sistemas operativos y aplicaciones que anidan en ellos?, lo cual incluye documentos, actividades, pulsaciones de teclas y claves, etc., etc., etc... Y, naturalmente, en sentido inverso, ponerte en tu maravillosamente actualizada máquina lo que se les ocurra, por ejemplo pornografía ilegal, y cuyas consecuencias serían francamente malas en la carrera vital del confiado usuario-consumidor final de la informática moderna. Aunque en Europa lo hayan hecho legal ahora, yo no albergo dudas de que hace ya años que tienen acceso, criban con AI y guardan absolutamente todo: conversaciones telefónicas, SMS, correos electrónicos, navegación de INTERNET, todo, pero ahora ya no les hace falta una orden judicial para poder usarlo. La intimidad y la privacidad son espejismos que se están desvaneciendo a toda velocidad, al mismo ritmo que otras cosas. 

La siguiente generación hablará, si llega a tener conocimiento de ello, del Mundo Antiguo, cuando había personas que no compartían todo con los demás y con la "Big Sister". Hay una película que trata bastante bien el tema: El Círculo (2017), muy recomendable.

Estos cacharros, para algunos, siguen siendo muy útiles, y bueno, de vez en cuando hacer un revival liquidando bichos a la antigua usanza, tampoco está tan mal, incluso con 50 años...

No hay comentarios:

Publicar un comentario