miércoles, 3 de marzo de 2021

CONTROL DE PUREZA

Me pasaba, y me pasa, que cuando veía películas y series de la "Época Dorada" de Hollywood, en especial las de blanco y negro, me sumergía en un mundo no solo desprovisto de color y generalmente en infinidad de tonos grises. Resultaba que lo que aparecía ante mis ojos era "limpio" y el lenguaje que llegaba a mis oídos era tan elaborado como alejado de toda "suciedad" lingüística. Si se puede disfrutar en soledad, silencio y penumbra, es como contemplar una ventana a un mundo distinto, en otra galaxia al conocido universo que tenemos, en aquel también pasan cosas malas, pero todo transcurre como un suave cuento en el patio de un colegio privado de alta alcurnia...

Y es que, todo es mentira, empezando por la propia luz, siempre filtrada, junto a la ausencia de cromatismo crea un efecto único. La "limpieza" y la relativa "inocencia/ingenuidad" se debe a un corsé: El Código Hays.

En aplicación desde, más o menos, 1930 crearía multitud de conflictos entre guionistas, directores, productores y empresas con "El Censor", hasta que fue abandonado, casualidades de la vida, en 1967, coincidiendo con la eclosión de los movimientos contra culturales opuestos a la sociedad occidental tradicional y el auge generalizado de las drogas "prohibidas".

Durante aquellos "maravillosos años", en la industria cinematográfica se observaron los principios generales establecidos por un buen cristiano, cuyo apellido nominó popularmente el susodicho código.

A saber, según "Wikipedia":

- "No se autorizará ningún film que pueda rebajar el nivel moral de los espectadores. Nunca se conducirá al espectador a tomar partido por el crimen, el mal, el pecado."

- "Los géneros de vida descritos en la película serán correctos, teniendo en cuenta las exigencias particulares del drama y del espectáculo."

- "La Ley, natural o humana, no será ridiculizada y la simpatía del auditorio no irá hacia aquellos que la violentan."


No hace falta tener una vista de águila para darse cuenta cómo hoy en día gran parte de los "taquillazos" y otros triunfos de series populares se encuentran justo en las antípodas de los 3 principios enunciados.

Había muchos más detalles y "cuerdas en el corsé" que explican el por qué en aquellos tiempos la educación para la ciudadanía parecía asistir a la catequesis. Para más detalles:

https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3digo_Hays#:~:text=El%20c%C3%B3digo%20Hays%20fue%20un,en%20pantalla%20y%20qu%C3%A9%20no.&text=Fue%20escrito%20por%20uno%20de,de%20la%20%C3%A9poca%2C%20William%20H.

El problema, naturalmente, es que el ser humano, por lo general, no se comporta más que como le piden sus instintos y su personalidad, es lo que hay, siempre aspirará a la libertad sin normas, en la vida diaria, en lo personal y en lo social. No hay que engañarse, pocos son los que aspiran a la represión y la educación para ser mejores apartándose de la animalidad, o al menos intentarlo; y aquellos que aspiran a ser "armados caballeros", por lo general no es por la "Virtud de Hércules", sino por un interés personal generalmente indiferenciado de tendencias egóicas, aunque se termine siendo un Quijote cualquiera. Es darse ínfulas aunque nadie vaya a saberlo por mucho que se cacaree al viento nuestras masónicas cualidades.

Aquí tuvimos algo similar con las producciones audiovisuales durante el Régimen Franquista y naturalmente, al poco de su deceso: el "Destape" y toda la sordidez posible en el lenguaje y las imágenes que han dado lugar a los grandes éxitos de cosas como la saga "Torrente".

Y lo francamente interesante de todo el proceso es lo siguiente: las compañías y autores no están "vendiendo" nada que la gente no "compre". Si bien hay obras subvencionadas por distintos grupos de interés, incluidos los estados, con miras a la "educación", como siempre ha sucedido, lo cierto es que mayoritariamente gustan un tipo de historias, imágenes y lenguajes que "están en la onda" con los gustos mayoritarios, aunque haya a quienes nos parezcan apabullantes cataratas de excrementos violadores que saltan de las pantallas y los altavoces hacia nuestras psiques.

Conscientes de estos monstruosos gustos poblacionales y dado el pistoletazo de salida para la teórica "total libertad de expresión artística", los diversos "códigos" escritos o consensuados por tradición generacional, fueron sustituidos por la actual clasificación por edades que cualquier espectador se puede saltar a la torera para disfrutar de cualquier espectáculo que jamás debería estar mas que en la "Deep Web" pero que, andados los años, resulta accesibles e incluso recomendables para casi que cualquier edad.


Hay quien considera que la libertad es el bien supremo que ha de estar por encima de la mayor parte de las restricciones morales, lo cual implica que cuando estableces un sistema basado en una "libertad relativa y garantista", le estás dando esos privilegios tanto a los "ángeles" como a los "diablos". El resultado en occidente a la vista está...

Quizá sea mejor así, ya que cada cual se "retrata" en sus gustos y así ya verá Anubis, pero es imposible para algunos no echar de menos un mundo limpio en vez de la selva detrítica en la que deambulamos.

En cualquier caso, el Código Hayes era el equivalente a la "Ley Seca": ponerle puertas a un campo lleno de cabras que están deseando saltar cualquier barrera y llegar a nuevos pastos.

Hay quienes están convencidos de que sin "libertad moral" no hay justicia posible, cuando la realidad es justo la contraria; sin estrictas reglas morales, la justicia no es posible, porque tiende a desaparecer, tal y como está sucediendo en occidente en general y en España en particular.

Quizá, la mejor explicación la den en la película "WATCHMEN" cuando Búho Nocturno pregunta qué fue del "Sueño Americano". La respuesta del Comediante es preclara: "Que se ha cumplido".

Pues que lo disfrute el que pueda... Yo me quedo con la Gilda que recuerdo, en blanco y negro, sin que nadie me aclare que en realidad era una fulana buscona.

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