martes, 31 de mayo de 2022

GEARIUM

- Lorenzo Lotto / Giovan Francesco Capoferri, c. 1524. Coro de Santa María Maggiore -
- Bérgamo -
La imagen se inspira en Lucas 16:26:
"Y además de todo esto, hay un gran abismo puesto entre nosotros y vosotros, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros no puedan, y tampoco nadie pueda cruzar de allá a nosotros."
v. La Biblia de las Américas.

En el principio fue Khaos la primera criatura de la que surgieron Eros (Orden, Sistema y Atracción); Urano (Cielo); Gea (Terra); Tártaro (Inframundo) y Erebos/Nux (Oscuridad Primigenia y sus Alas Expansivas).

Gea (Gaea/Gaia), tan de moda últimamente, se supone madre ancestral de toda vida en la Tierra, incluyéndose la modalidad de partenogénesis para la creación de algunas de sus criaturas, incluido (paradójicamente) el propio Urano, Pontos (Mar), los Titanes y algunos dioses primigenios.

Es francamente llamativo el "olvido" del Sol. Si bien la matriz de toda la vida que conocemos es sin duda esta convulsa roca que hollamos, no existiría, al menos con la química conocida, ningún organismo sin un mínimo que aporte la estrella que nos riega con su energía para mantener un tanto alejado el frío del vacío exterior. Incluso extremófilos como los tardígrados (osos de agua) necesitan un poquito de condiciones favorables (energía gratis), para abandonar su protector letargo cuando las cosas se ponen feas.

Las estrellas, en particular nuestro astro rey, no necesitan de nadie más que un elemento sumamente abundante y la atracción gravitacional adecuada a la masa disponible para iniciar las reacciones de su alquímico horno-factoría. Si hubiese cierto tipo de vida ígnea/luminosa (un suponer), sería muy diferente y sin las limitaciones concomitantes de Gaia.

En otros tiempos, en otros lugares, hubo herejes que postularon la llegada de bendiciones de él además de las obvias que cualquiera podemos imaginar.

Pero, conocido o desconocidos, no dejan de ser parte del sistema primigenio, lo que implica mismas normas y consecuencias al punto que hay quien no dudaría en pronunciar la palabra demiurgo. Lugar donde, no nos engañemos, nos sentimos a gusto y habituados, por simple pertenencia a lo que vemos.

Y sin embargo, hay cada vez más indicios de que lo descubierto es una mínima parte de la totalidad del universo. Hay una inmensa oscuridad que se nos escapa poder detectarla pero cuya sombra aparece en las ecuaciones. Ha recibido diversas denominaciones y, aparentemente, debe de tener sus propios mecanismos y quizá, también "puertas". Pero en realidad, no sabemos nada, sólo indicios de algo más...

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