martes, 26 de enero de 2021

Friedrich Paulus

Posiblemente sea una de las figuras más controvertidas de aquel periodo de la historia militar en Alemania desde el mismo final de la batalla hasta el momento de su fallecimiento años más tarde y de vuelta en la Patria. Con posterioridad, al igual que todos los personajes de cierta entidad, sería analizado e interpretado desde el punto de vista de aquellos que, por lo general, no tuvieron que compartir el destino en los campos de trabajo soviéticos.

En 1960 se publicaría su obra "Ich stehe hier auf befehl!", que si no estoy muy equivocado se puede traducir como ¡Permanezco aquí por órdenes!. Ruego indulgencia en mis traducciones tanto del Inglés como del Alemán, ya que aunque San GOOGLE es una gran ayuda en ciertos aspectos, lo cierto es que la decisión final la toma el traductor y como decía Don Miguel de Cervantes Saavedra en "El Quijote": "Pero, con todo esto, me parece que el traducir una lengua en otra, como no sea de las reinas de las lenguas, griega y latina, es como quien mira los tapices flamencos por el revés, que aunque se veen las figuras, son llenas de hilos que las escurecen y no se veen con la lisura y tez de la haz; y el traducir de lenguas fáciles ni arguye ingenio ni elocución, como no le arguye el que traslada ni el que copia un papel de otro papel."

Como buen ejemplo de todo esto, el libro se traduciría en España con el título de "Stalingrado y Yo" en el mismo año y a cargo de MATEU, EDITOR - BARCELONA B.9915.3289-60. En sus ejemplares encontramos una certera observación, en la postguerra de Alemania, a partir de cierto momento, todo se juzgó en función de si se había hecho algo para acortar la guerra y acelerar el final. 

Es decir, aquello que hubiese acelerado la derrota, por ejemplo el complot en el que participó como pieza clave Claus von Stauffenberg, era bueno, aunque según cualquier análisis tradicional, moral y legal, era una traición, rompiendo un juramento sagrado ante Dios para además tratar de cometer un asesinato de los más cobardes e indiscriminados que puede haber: empleando una bomba.

En cambio, los logros defensivos del General Gotthard Heinrici en Berlín o resistir hasta el final siguiendo órdenes, como Friedrich Paulus en Stalingrado, era algo malo.

Transcripción: "...los alemanes llegaron a la conclusión de que cualquier sacrificio militar era un crimen y que la guerra sólo podía ser enjuiciada desde el punto de vista de lo que cada cual había hecho para poner fin a la misma. Esto ya no es historia, sino una inquisición que nada tiene que ver con la historia."

Vae Victis...

-Columna de prisioneros del VI Ejército -
Tal falta de ecuanimidad y adoptar el papel de "culpables por no luchar contra si mismos" en perfecta alineación con los vencedores, pesaría a la hora de entrar a valorar el comportamiento de Paulus, que primeramente fue un villano en el momento de la rendición, por rendirse ante los soviéticos y con posterioridad, seguiría siendo un villano por no haber ejercido como mando insubordinando, tratando de escapar de cualquier modo contraviniendo las órdenes recibidas y poniendo en riesgo todo el Frente Sur.
Que esto lo piense el pueblo llano, es comprensible, que lo defiendan historiadores de talla o militares reconocidos, es como para echarse a temblar sobre sus capacidades de análisis o su rectitud moral, bueno, lameculismo, más bien.

Fuera de las películas de Disney, la vida es dura y la guerra más. Los soldados tienen que combatir sin garantía alguna de victoria, eso era así entonces y lo es ahora aunque se "vendan" en occidente los ejércitos como una suerte de madres auxiliadoras de la caridad por la democracia y la paz en el mundo. Detrás sigue habiendo lo mismo: latrocinio, matanzas y matar o morir, en especial si te encuentras asediado en un punto. Hoy en día seguro que no hay problemas en rendirse y negociar el rescate. En una guerra de aniquilación por la superviviencia, como en la que se encontraba el III Reich contra el Comunismo y la Banca, la cosa era un tanto diferente, además de que en aquel entonces el honor, el deshonor, los juramentos, la obediencia y la palabra aún tenían algún valor en esta parte del mundo. Y Paulus cumplió (casi) como se esperaba de un oficial tradicional desde tiempos ancestrales.
En sus propias palabras: 
"¿Acaso el hecho de enfrentarse con una situación sin aparente salida es motivo suficiente para cometer un acto de desobediencia? ¿Acaso la perspectiva de morir o caer prisionero nos libera de obedecer las órdenes recibidas?"

Evidentemente, cualquier militar con dignidad contestará que no en ambos casos. Lo que sucede es que si lo dice un gringo, está bien, pero si lo dice un Muyahidín (ahora y no en los años 80), está mal. Por no hablar si lo llegase a decir algún simpatizante actual o superviviente de la Wehrmacht en sus memorias.

El periodo del III Reich en Alemania es igual al Franquismo en España: todo estuvo mal y todo era malo. Cualquiera que lo matice o lo discuta será llevado al cadalso inquisitorial.

Pero, lo que son las cosas de la vida, días antes de la rendición le fue otorgado el grado de Mariscal de Campo por Adolf Hitler con una idea ambivalente: que no se rindiese y/o se suicidase para no correr con la vergüenza de ser el primer Generalfeldmarschall capturado en batalla.
Tal cosa no se daría y los propios soviéticos quedarían sorprendidos con el trofeo obtenido, le dispensarían un trato razonablemente bueno, tendría una exitosa y sinceramente aceptada reeducación en la URSS renegando de su antiguo Comandante en Jefe y lo que representaba el III Reich, al punto de lamentar el papel agresor que había tenido Alemania en contra del maravilloso país de los soviets, se unió al Comité Nacional por Alemania Libre y fue testigo en los Juicios de Núremberg.
La propia rendición el 31 de Enero de 1943 resulta confusa, ya que si bien Paulus fue capturado, no indicó al resto de fuerzas que se entregasen y en el reducto Norte continuaron la lucha hasta el 2 de Febrero, cuando fueron finalmente anegados por los bolcheviques.

El resultado estaba sentenciado desde hacía semanas, pero el comportamiento particular del flamante Feldmarschall no cayó bien en la Wolfsschanze: 

- Führer: "Ésos se han rendido bien ostensiblemente. En un caso así deberían haberse concentrado, formando un bloque, y matarse con el último cartucho..."
- Zeitzler: "Yo tampoco llego a comprenderlo. Soy todavía de la opinión de que la comunicación no responde a la verdad, de que Paulus ha sido gravemente herido."
- Führer: "No; es cierto. Los rusos.... 

(aquí vendría una parte de texto destruido que posiblemente lo fuera tras la revisión del acta de la conferencia en la que estamos, y que data del 1 de Febrero de 1943. Probablemente la parte destruida dijese algo así como "Los rusos no mienten..." o "Los rusos dicen la verdad..." lo que haría comprensible que tal parte del texto fuese tachada para el Archivo de la Historia, porque al enemigo ni agua...)

Los mandarán a Moscú, a manos de la GPU, y darán órdenes de que se rindan también los que están en la parte norte del cerco. Y ese Schmidt lo firmará todo. Los que en estos momentos no tienen el valor de continuar por el camino que debe seguir todo hombre en esta vida no tienen fuerzas tampoco para resistir.
Nosotros hemos cultivado demasiado el intelecto y demasiado poco la firmeza de carácter..."
¿Estaban justificadas estas apreciaciones dirigidas a los mandos, que no a los soldados?

En el caso de Paulus, permaneció viviendo por un tiempo en Rusia y de vuelta a su tierra se estableció en la Alemania del Este bajo control Soviético cuando, en principio, lo podía haber hecho libremente también en la parte de la República Federal. En 1953 fue liberado y se estableció cómodamente en Dresde, teniendo asignado el puesto de responsable civil en el Instituto de Investigación Histórica Militar de la República Democrática y siendo profesor conferenciante. 

Murió el 1 de Febrero de 1957, casi exactamente 14 años más tarde del fin de la Batalla de Stalingrado.

Por contra, su Jefe de Estado Mayor, Arthur Schmidt, se negó a cooperar con los soviéticos y tampoco aceptar las tentaciones que les ofrecían en forma de lujos y privilegios para hacerlos afines, como propaganda opositora, en una época en la que la Stavka y el Politburó no tenían claro todavía que pudiesen derrotar al III Reich. 
Permaneció prisionero hasta 1955, siendo liberado, junto con los últimos remanentes de la Wehrmacht, gracias al suplicatorio de Konrad Adenauer en su visita a Moscú. Tras su regreso permaneció tremendamente hostil a todos los oficiales que habían cooperado con los soviéticos, hasta su fallecimiento el 5 de Noviembre de 1987 en una ciudad próxima a la frontera con Francia.
- Inicio de marcha al cautiverio en la zona del famoso Silo de Cereales -
El destino de la mayor parte de prisioneros fue la muerte por hambre, frío, enfermedades y trabajos forzados del mismo modo que lo había sido en las décadas previas para los propios rusos sin un lugar privilegiado o sin valor alguno dentro de la visión del mundo según el comunismo. De esta fatal perspectiva y desde el primer momento, se vieron a salvo algunos altos oficiales que recibieron unos beneficios inalcanzables para la propia población de la URSS. ¿A cambio de qué?. 

Una vez en manos del enemigo, la visión y la conciencia suelen moldearse hasta que sinceramente vemos como buenos los postulados que ayer no compartíamos o que directamente combatíamos. Una vez arrancada el águila del pecho y los galones en el suelo, dejamos de formar parte del organismo mayor e individualmente nos vemos en la vida desprovistos de cualquier aspiración concreta a mayor. La humanidad, la cosmovisión comunista, el hogar internacional, el futuro de ubérrima abundancia, la paz en el mundo... son las grandes y vacuas verdades, metas para el 2030 que llenan el vacío de la derrota más absoluta de una civilización y que aún hoy continúan siendo el traje que viste al emperador ganador de entonces, el mismo que ha convertido a los ciudadanos en simplemente consumidores, números en la cuenta del dinero y la identidad digital prestos a empeñar la mitad de sus vidas o más al servicio de la Banca y cada vez más desposeídos material y mentalmente hasta quedar convertidos en lumpen fungible por cualquier otro que sea más barato todavía.

¿A cambio de qué?. Bueno, a cambio de funciones de propaganda y sintonía. Quizá, según el caso, a cambio de la conciencia o la dignidad, a cambio de lo que fuimos y ya no queremos ser, a cambio de ver las cosas con el color de tu cristal, al final, a cambio del honor, que es patrimonio del alma...
Y el alma es de Dios y a Él habrá de volver desde aquellos que la tengan. Aunque, según el comunismo, nada de eso existe y actualmente, en esta parte del mundo, hasta para la Iglesia Católica, Dios se ha convertido en algo incómodo de lo que hablar. 
Hemos progresado mucho Sr. Paulus, y seguimos avanzando...

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