lunes, 18 de enero de 2021

1941

 

Hasta hace no muchos años yo era uno más entre los que pensaban que Stalingrado fue la batalla clave que cambió el curso de la Guerra en el Este y que si bien la Historia era incontestable, Alemania había tenido posibilidades de ganar el conflicto o por lo menos haber conseguido un armisticio gracias al daño que pudiesen causar fuese en exceso oneroso para los enemigos, algo similar a lo que aspiraba Japón con los americanos en 1944-45. Ni unos ni otros tenían esa capacidad debido a la falta de recursos, tanto materiales como humanos, además de que lo que exigían las potencias imperiales era la rendición incondicional y sin paces por separado.

Pero a medida que se analizan los datos reales, sin los comentarios por parte de los historiadores que siempre tratan de postular una visión que aporte algo nuevo o por el contrario confirme, una vez más, la línea argumental típica de los libros de texto y Hollywood, encontré cosas curiosas.

Así sorprendentemente empecé a descubrir que antes de Stalingrado las cosas no iban precisamente bien para el III Reich y andando el camino en la recolección y comparación de datos sin glosas de autor de ningún tipo, finalmente he llegado al mismo y reducido grupo de personas que piensan que en realidad la Guerra quedó sentenciada en 1941, más concretamente en el Otoño de aquel año en Europa y en el Pacífico ya estaba claro antes de empezarse. Algo que dejó escrito y previsto el artífice del ataque a la base USA en Hawaii, Isoroku Yamamoto, quien era consciente y advirtió que no sería posible derrotar a Estados Unidos, sino mantener ciertas conquistas japonesas hasta 1943 y hacer que fuera tan sangriento el expulsarles de los territorios ocupados que finalmente USA se aviniese a negociar una paz que respetase en alguna medida la esfera de control a la que aspiraba Japón junto a mantener las esperanzas en una victoria de "batalla decisiva" tal y como había sucedido en Tsushima en 1905.

Por contra, para el III Reich no era solo conseguir espacio y los necesarios recursos naturales en el Este, principalmente tenía que destruir por completo la fuente de la mayor amenaza para Europa en general y para Alemania en particular: la URSS y su ideología comunista. De fracasar en destruir el comunismo, fracasaría en todo y ahora veremos por qué.


Los planes de Hitler y el OKW se basaban en poder destruir la URSS en una guerra rápida y asegurar el territorio hasta la zona de los Urales en unas operaciones que se esperaban concluir antes del Invierno de 1941. En los estudios previos realizados como juegos de guerra se planteaba un escenario que fue muy parecido al que finalmente se produjo: estancamiento del frente con la pérdida de oportunidad para la victoria para las fuerzas alemanas. Al menos así lo dejó reflejado uno de los encargados en la elaboración de estos ejercicios de simulación previos a la guerra, apareciendo sin detalles en las memorias del Feldmarschall Friedrich Paulus.
El problema era que del mismo modo que los gobiernos de Polonia y Noruega siguieron funcionando en el exilio, el gobierno de la URSS lo iba a seguir haciendo desde el "exilio" en las nuevas capitales designadas en las profundidades de Rusia, del mismo modo que fueron trasladadas las factorías para continuar con la producción en zona segura y sin olvidar que el NKVD tenía un control total sobre la población y su gestión desde la instauración del estado totalitario nacido en 1922. Aunque el III Reich hubiese destruido al Ejército Rojo, conquistado Leningrado y Moscú estableciendo una línea de seguridad en los Urales, quizá habría ganado algo de tiempo pero tenía los días contados igualmente ya que, como Napoleón, habría conquistado territorio tan solo para ver cómo los rusos volverían de Asia renovados y probablemente perdiendo la guerra por completo más o menos en las mismas fechas de 1945.

Vamos a imaginar: la Wehrmacht ha conseguido establecer una línea defensiva efectiva que se extiende del Mar Caspio al Mar de Kara con los Urales como frontera natural. Todas esas divisiones tendrían que seguir ancladas allí para evitar el paso de lo que pudiese llegar desde Asia y tratar de controlar el inmenso territorio para poder aprovechar sus recursos. Algo que no fueron capaces de hacer históricamente en Bielorrusia y que en este escenario es poco probable que lo hubiesen logrado en la Rusia Europea. La URSS sin esta parte seguía siendo inmensa en territorios y recursos, USA seguiría colaborando como ya lo estaba haciendo desde primeros de año, la única diferencia es que los mercantes los enviaría a cualquier puerto más allá de Arkangel en el estuario del Obi o del Yeniséi.
Los anglosajones seguirían con sus operaciones e Italia caería igualmente, Japón no habría iniciado campaña alguna contra el lado oriental de lo que quedaba de la URSS por el mismo motivo por el que Alemania no podía llegar más allá de los Urales: falta de capacidad material e imposibilidad de mantener el control del territorio. A diferencia de Francia, Bélgica, Holanda, Noruega y otros países que una vez firmada la rendición se avenían a respetar el nuevo "status quo", en Bielorrusia no sucedió y es poco probable que en la Rusia Europea se diese el caso, con los camaradas al otro lado de los Urales acechando y suministrando armas. En Bielorrusia, la Resistencia era algo de verdad (a diferencia de la francesa) que amenazaba no solo las líneas de comunicaciones y abastecimiento, sino que representaba una fuerza que ocupaba unidades enteras de la Wehrmacht que se enfrentaban a un enemigo que les podía atacar casi que en pie de igualdad. Con la Rusia Europea conquistada en este fantástico escenario es más que probable que habría sucedido algo paralelo. Y daba igual mantener el control de las grandes ciudades, algo en lo que se encuentran las tropas USA y sus lacayos en Afganistán: fuera de las ciudades y los campos de amapolas que vigilan, no tienen control del territorio ni de la población salvo que destinen destacamentos y los dejen fijos.

El comunismo, evidentemente, no es destruido y los anglosajones desembarcan con éxito en Normandía iniciando su carrera a Berlín. El OKW estima que debe reforzar la defensa de la Patria por lo que traslada efectivos desde el Este debilitando la línea que se extiende más de 3000 kilómetros. En 1945 el rehecho Ejército Rojo rompe el frente en varios puntos y aparece la posibilidad de que los alemanes queden embolsados en las posiciones defensivas de los Urales. Un repliegue se hace necesario. Comienzan las revueltas en Leningrado y Moscú mientras los innumerables soldados de la Resistencia en bosques y estepas siguen minando en su guerra de guerrillas las comunicaciones, suministros y tropas alemanas.

El Alto Mando convence al Führer de que lo mejor es tratar de hacer una defensa flexible en un frente acortado en la línea Odesa-Ucrania-Báltico lo que permite reforzar el frente Este, ganar tiempo y completar defensas fijas en la línea Polonia-Rumania.
Los anglosajones han derrotado a Japón y preparan la ofensiva final contra Alemania donde también emplearán armas atómicas.

Lo que queda de Berlín es reducido a cenizas gracias al fuego nuclear, en los días sucesivos se repite la operación en Nuremberg, Múnich y Hamburgo. El nuevo gobierno socialista nacional firma la rendición en Diciembre de 1945 con la Wehrmacht fuerte y todavía luchando en los Países Bajos, Bélgica, Norte de Italia, Polonia y Hungría.

En los acuerdos entre aliados se le reconoce a la URSS como zona de influencia la Europa del Este, quedando la Nueva Alemania y Europa del Oeste como protectorado USA-UK.
Este escenario y su desarrollo es un brindis al Sol debido a la infinidad de variables que se dan en la vida real, pero con lo que se puede contemplar en la distancia de estos 76 años transcurridos es que, con solamente los números en la mano, el resultado no hubiese sido muy diferente del que ya fue, salvo milagros imprevistos, es decir, el empleo de armas que marcan por completo la diferencia, por ejemplo, la bomba atómica, que si bien es incierto si el III Reich disponía o no, de varios ingenios de este tipo en grado operativo, es poco probable que le hubiese dado algún beneficio emplearlos en Mayo de 1945, fecha en la que podría ser que ya estuviesen disponibles para Alemania las bombas de U-235 y Pu-239. Por un lado si los utilizaba para vaporizar los centros de gobierno en Moscú, Londres y Washington, lo que hubiese conseguido es ansias de venganza aún mayores por parte de las tropas que estaban ya a sus puertas; de emplearlo contra esas mismas tropas no hubiese podido destruir un número suficiente de unidades como para disminuirlas significativamente y eso suponiendo que no hubiese matado a sus propios soldados en el proceso. De haberlas empleado en objetivos secundarios como Liverpool, Leningrado o Nueva York, las autoridades lo hubiesen ocultado el tiempo suficiente como para completar la destrucción del socialismo nacional y luego ya darían las explicaciones pertinentes.

En realidad daba igual que Alemania dispusiera de armas atómicas funcionales en la Primavera de 1945, solo le hubiesen servido de tenerlas a mediados de 1944 y emplearlas con profusión tanto en Rusia como en el Reino Unido.

Entonces ¿por qué intentarlo y aceptar la vía de la guerra?. Porque no quedaba más remedio.
 
En cuanto a la URSS porque estaba preparada en 1941 para la conquista de Europa y Alemania se encontraba en primera línea en su camino, por lo que no se podía desentender. 

Y en cuanto al Imperio Anglosajón, cedemos la palabra al General Otto Ernst Remer:

"En 1944 le pregunté al Führer si no se hubiese podido esperar, en vez de invadir Polonia, a lo que me contestó: Te equivocas, yo sabía tan pronto como marzo de 1939 que Roosevelt estaba determinado a iniciar una guerra mundial, y sabía que los británicos estaban cooperando con esto, y que Churchill estaba involucrado. Dios sabe que yo ciertamente no quería una guerra mundial. Por esa razón busqué resolver el problema polaco a mi manera, con un tipo de expedición de castigo, sin una declaración de guerra.
Después de todo, habían asesinado a miles de alemanes étnicos, y habían más de un millón de alemanes étnicos refugiados. ¿Qué debería haber hecho?. Debía actuar, y por esta razón, cuatro semanas después de la campaña, hice la más generosa oferta de paz que un líder victorioso podría haber hecho.
Desafortunadamente, no fue exitosa. Si no hubiera actuado de la manera que lo hice con respecto al problema polaco, para prevenir una segunda guerra mundial, para finales de 1942, a más tardar, hubiéramos estado experimentando lo que estamos experimentando ahora en 1944."

1941 fue el año de aparentemente el mayor apogeo del III Reich teniendo continuidad en 1942, cuando a ojos vista cambió el sentido de la marea. Pero en realidad, incluso antes de quedarse congelados a las puertas de Moscú, ya habían perdido, puesto que no existía una oposición interna (dos décadas de purgas y matanzas se habían asegurado de ello)  al sistema comunista en la URSS que hubiese ocupado su lugar en caso de que las victorias de Alemania hiciesen caer al Soviet y pudiesen ser una alternativa de gobierno para firmar la paz negociada. Fue una guerra de aniquilación ideológica y como suele suceder, ganaron los más fuertes en medios disponibles, son los que vencieron e hicieron el mundo a su gusto. 

Citando a Hitler: "Al vencedor nunca se le preguntará si dijo la verdad. Es ilógico conceder la razón al vencido, el vencedor siempre tendrá la razón, es la razón que da la fuerza y ella es indiscutible."

Y esa es la Historia hasta nuestros días, por muchos ropajes democráticos y de supuesta bondad entre los que se arrope, los vencedores fueron los dueños del dinero y no solo buscan más beneficios, lo que desean es otra cosa y en Europa ya lo han conseguido...

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