lunes, 30 de noviembre de 2020

MASCOTAS

 

- Ghost in the Shell: Innocence, 2004 -
Es un término bastante moderno que al parecer es un galicismo, "mascotte", título de una obra de opereta decimonónica. La palabra podría proceder del provenzal "mascoto" = sortilegio, amuleto o de "masco" = bruja. Ambas denominaciones nos traer aires de Circe...

El fenómeno resulta tremendamente curioso y eminentemente urbano ya que en los pueblos, por lo general, solo se tienen perros y gatos en tal función y el mantenimiento de vacunas, manutención y alguna otra cosilla para tales animales tan solo se justifica en base de lo que aportan de práctico al dueño: guardia, pastoreo y caza de alimañas.

Por contra en las ciudades, por lo general, el desembolso y atenciones de los propietarios hacia los animales se basan en la función de compañía, entretenimiento o incluso prestigio que el animal puede representar. Lógicamente ésto ha conducido a que se compre o adopte cualquier tipo de mascota, desde las medusas avispa hasta tigres, tarántulas, serpientes y lo que vaya cayendo de forma legal, o no tanto, desde los exóticos reservorios biológicos del planeta. Sin olvidarnos de parte de la familia, incluidos monos y primates de todo pelaje.

Va según qué gustos personales, naturalmente, pero es curioso cómo una interminable lista de especies, incluyendo insectos, aves y peces, parecen cubrir una cierta necesidad básica de muchos humanos: compañía, una cierta interacción (que las plantas no suelen ofrecer) y dar cuidados a los "mantenidos".
 
- IDEM -
Algo tremendamente similar a las niñas que "cuidan" de sus muñecos, en especial de los tipo "bebé" y que curiosamente suelen abandonar alrededor de la edad en la que son fértiles tras la menarquía. Desgraciadamente algunos padres y naturalmente también las madres, tratan a los hijos mientras son pequeños de la misma guisa que si fueran mascotas. Por el lado malo sin apenas llegar a lo mínimo y por el lado menos malo con justo lo contrario, malcriarlos como sucede con los chihuahuas y caniches malcriados que se convierten en los "reyes de la casa" y por ende auténticos tiranos caprichosos.

Toda esta explosión ha traído aparejado el crecimiento y diversificación de la ancestral figura de los domadores de bestias. Ahora hay entrenadores, "encantadores de perros", cuidadores, paseadores, peluqueros... y una pléyade de afines. Vocacionales o no, deben ocuparse del cliente y naturalmente hacerlo lo mejor posible.
Este urbanita proceso inflacionario ha venido de la mano de un aumento en la renta disponible para el consumo, que fluctúa con las crisis por lo que abandonos, falta de cuidados y demás consecuencias de la escasez de dinero siguen fielmente la curva de empleo/riqueza.

Pese a ello se producen circunstancias sumamente llamativas como el hecho de que hayan personas que desean tener el dichoso perro pero se ven, al parecer, en la necesidad de contratar los servicios de alguien que los saque a pasear. En cierto modo con los hijos sucede igual cuando se les despacha con los abuelos, otra parentela similar y/o las canguros, delegamos, incluso a cambio de un buen dinero, nuestra responsabilidad como titulares de los bichos en cuestión de los que nadie nos puso una pistola en la cabeza para comprarlos o, en el caso de criaturas capaces de amargarnos y complicarnos la vida hasta límites insospechados, al engendrarlos.

Y resulta curioso ver cómo en tiempos modernos en según que tipo de cabezas, los animales de compañía resultan ser una suerte de sustitutivo para aquellos que declinan el asuntillo de tener hijos. Que rellenen huecos sentimentales y ayuden es aceptable, pero que se les considere "hijos" en vez de lo que son, simplemente animales, denota ciertos síntomas sobre los que pensar para los aficionados a la psicología al igual que sentar al perro, al gato o al caimán a la mesa para comer en familia...

En fin, los profesionales del ramo por cuestión de oficio y necesidad obligatoria se pueden ver en la tesitura de tener que hacerse cargo de cualquier cosa que el jefe les pida y llevar el asunto con resignación y paciencia porque hay casos y casos, no respondiendo todos al "encantamiento" del mismo modo que hay mascotas y mascotas...

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