lunes, 25 de mayo de 2020

100: VIRUS Y BACTERIAS (Efectivamente, un poco más)

Salvo casos como los de mi casa, donde los ácaros del polvo están desarrollando ya su propio programa espacial, lo cierto es que en la normalidad de la vida nos encontramos en cualquier parte y circunstancia a seres terriblemente molestos en ciertas ocasiones y bastante más pequeños que la suegra o el cuñado. 
Esos diminutos seres son lo que somos así que vamos con ellos otra vez, ya que hay otro montón de curiosidades de rabiosa actualidad ahora que China milagrosamente (qué velocidad) ya tiene la vacuna para el bicho de moda y en España la moda "ponte algo sobre la cara"  arrasa hasta para ver la tele en solitario, digo yo que habrá quien la use también para dormir y ducharse pues este país es pródigo en gente inteligente y prudente.

Bienvenidos a la nueva normalidad en España 2020-2021...
Vamos pues a culturizarnos, vitaminarnos y curiosear:

- En el cuerpo humano hay 10 veces más bacterias que células. Se reparten entre unas 10.000 especies diferentes y nos acompañan de la cuna a la tumba. Solo en el aparato digestivo hay unas 1.000 especies de bacterias y sintetizan diversas vitaminas esenciales para nuestro cuerpo, desgraciadamente la vitamina "C" no es una de ellas.

- En 1 mililitro de agua de mar hay 1.000.000 de virus, es decir, entre 5 y 25 veces más que bacterias.

- En 1 gramo de suelo seco se pueden encontrar, de media, unos 530 millones de virus y de 40 a 100 millones de bacterias.

- En 1967 unas bacterias fueron a la Luna por error en la sonda Surveyor 3 y cuando volvieron a la Tierra, años después, pudieron ser revividas.

- Las colonias de bacterias de nuestro organismo están controladas por virus bacteriófagos ("comedores de bacterias"), generalmente conocidos como "fagos", que regulan su equilibrio y controlan la población siguiendo la estrategia de la Reina Roja "mata al vencedor" ("Kill the winner") ya que centran sus ataques en el grupo más numeroso de bacterias.
Representación 3D de uno de nuestros imprescindibles V-Fagos
- Los científicos han descubierto gran número de fagos en casi todas las muestras de moco, sirviendo como protección contra las infecciones bacterianas de las mucosas.

- En 1921 en Francia, se usaron por primera vez fagos para combatir enfermedades infecciosas.

- Hay 5 fagos por cada bacteria en la saliva de las encías, pero en la superficie de las propias encías la relación es de 40 virus por 1 bacteria.

- En 1930 Stalin dio el visto bueno a la aplicación de la terapia de los bacteriófagos para combatir la disentería entre los soldados del ejército de la URSS. Los científicos rusos estaban al mismo nivel que sus colegas alemanes y corre el rumor de que usaron entes de guerra biológica en Stalingrado, lo que explicaría parte del gran número de enfermedades contagiosas que tuvieron los integrantes la Wehrmacht en aquella batalla y cuyo origen no se debía al hambre o los piojos.

- El 40% de los virus marinos tienen un papel fundamental en el intercambio genético entre microorganismos.

- Los virus pueden ser usados como vectores de cambio genético permanente a células de organismos complejos, por ejemplo los humanos.

- Los fagos transmitidos por la saliva o los mocos son selectivos ya que protegen a las bacterias beneficiosas y destruyen las dañinas en una mágica armonía simbiótica de la que somos inconscientes.

- La inmunidad de grupo tiene como vector natural la saliva y otros fluidos corporales para la transmisión de anticuerpos, virus y bacterias de cepas que con cada generación se adaptan mejor al anfitrión humano hasta sobrevivir y reproducirse causando molestias leves o resultando ser sus portadores asintomáticos.

- Un entorno estéril aumenta el riesgo de sufrir enfermedades.
El asombroso diseño de una máquina depredadora de bacterias

En cuanto a las mascarilas, están bien para entornos de trabajo que lo requieren (junto con gafas de protección para evitar la entrada por la mucosa ocular) y por periodos limitados de tiempo, no durante todo el día, todos los días durante meses y en ningún caso para hacer ejercicio, a no ser en este último supuesto, que tengan válvula de expulsión de la respiración, cosa que evidentemente no va a proteger a los demás de nuestros gérmenes salvo que la susodicha válvula tenga también filtro. 
La mejor protección que ofrecen las mascarillas es evitar la difusión libre de las gotas de humedad que "disparamos" al estornudar, toser o incluso hablar. Para nuestra propia seguridad resulta bastante limitada porque:

1 - Al respirar se emite vapor que humedece la mascarilla, resultando un entorno ideal de cultivo de virus, bacterias y hongos que se van a encontrar en contacto con nuestra piel, nariz y boca, estando escasamente a 1 milímetro de estas vías de entrada.

2 - Al exhalar nos libramos de los desechos ácidos de nuestras células, principalmente anhídrido carbónico (CO2) que desplaza al oxígeno y que en concentraciones altas, de más de 30.000 partes por millón puede producir afixia. Al usar una mascarilla sin válvula de expulsión, gran parte de esta "basura" (entre el 50% y el 60% del CO2) de la que el cuerpo intenta librarse vuelve a las células, disminuyendo la cantidad de oxígeno (O2) que necesitan para funcionar bien y corriendo el riesgo de generarse acidosis (Hipercapnia: pH demasiado bajo en la sangre).

3 - La Hipercapnia es un entorno propicio para enfermedades como el cáncer, que caso de estar "latente", puede acelerar su desarrollo.

4 - Las mascarillas FFP1, FFP2 y FFP3 no dejan pasar partículas de un tamaño de hasta 0'6 micrómetros, es decir, retienen cualquier cosa que mida 600 nanómetros o más. La mala noticia es que un virus como el COVID-19 mide entre 100 y 160 nanómetros, lo que implica que, salvo las máscaras integrales de grado militar NBQ, el resto tienen la misma utilidad que intentar parar una bala con una red de portería de fútbol a la hora de impedir que las partículas víricas las atraviesen.
Lo que si que ofrecen es una protección limitada y temporal de los vectores de viaje de los virus y bacterias, es decir, los aerosoles que desprendemos sobre todo al estornudar, ya que estas microgotas de humedad cargadas de virus se quedan en el tejido y se paran pero contaminándolo, por lo que según el entorno en el que uno se encuentre, se deberá sustituir o desinfectarla por completo lo antes posible.

Las conclusiones quedan al criterio de la comprensión que se haga ya que si los responsables de todo ésto no consiguen lo que desean en esta ocasión, la próxima vez será peor...
Moral Patch & Moraleja

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