viernes, 23 de diciembre de 2022

CHOCOLATE DE NAVIDAD


Está claro que un día de estos tengo que aprender a manejar, al menos un poco, la famosa aplicación photochop (suey), alias "el ángel digital", para hacer collages más afortunados (menos malos) que el de arriba, pero bueno, sirve para transmitir la idea.

El producto se conoce por aquí como Guindas al Marrasquino bañadas en chocolate y, en concreto, las mostradas las elabora la casa LAPASION: https://lapasion.es/producto/guindas-al-licor/

Están ricas y son el típico goloseo navideño. Lo que sucede es que, en mi incesante búsqueda de alternativas a las bebidas espiritosas (que el estómago ya no me aguanta), encontré por inspirada casualidad una receta que pasó la prueba del paladar de mi mujer, con lo cual, la damos por buena para los que hemos ido bajando el listón del ron y ginebra almacenados y sacados directamente del congelador a las afeminadas MELODY (licor de crema catalana), BAILEYS (crema de whisky) o AMARULA (crema del fruto africano con mismo nombre), residentes ocasionales en las bandejas inferiores de la nevera, junto a otras aburridas viandas carentes de el extraordinario alcohol etílico, que casi desde la época de las cavernas, ha servido tanto para fomentar la embriaguez que afloja lenguas y eleva espíritus como provocar cierta flacidez, que deriva en inoperancia, si se pretende continuar la fiesta por otros derroteros relativamente escurridizos para quien pasa gradualmente de ser Jekyll a Mr. Hyde. 
De joven te llevabas un guantazo o una alegría, a veces incluso las dos cosas, pero hoy acabas en la cárcel y tiran la llave de la celda a un pozo; así que mejor no hacer tonterías con el alcohol y lo más importante: si bebes (o te metes cualquiera de las miles de substancias, incluyendo medicamentos, que hoy en día tenemos tan a mano) no conduzcas...
Y bueno, tampoco hagas el número de la cabra, que además de haber gente grabándolo para futuras vergüenzas, de la caída te puedes romper rabadilla y crisma al mismo tiempo.

Curiosas estas fiestas donde la tradición parece ser imitar a Gargantúa y Pantagruel en la ingesta de alimentos y bebidas, en vez de ascética reflexión sobre la "muerte" del Sol y su "resurrección" 3 días más tarde, cuando de nuevo, tras esa celeste "línea plana" en la bóveda del firmamento, empieza otra vez a elevar su camino hasta el cénit del 21 en Juno.

En fin, pues la cosa es sencilla de preparar y, si le llamo "Chocolate de Navidad", es precisamente porque al dárselo a probar, tras degustarlo y pensar un poco, dijo que "sabía a Navidad", aunque no alcanzaba a ver por qué.
Al poco caí en la cuenta: el sabor es muy parecido al de las guindas marrasquinadas, algo típico de estas fechas.



A - 1 parte del vino quinado que más le guste. Yo uso San Clemente porque es el que tengo más disponible y me hace gracia Kinito por los recuerdos del ayer.

B - 2 partes (o un poquitín más según el gusto) de Cacaolat. Empleamos el tipo "0% de azúcar añadido" para evitar que resulte muy dulzón y sea algo más ligero para el estómago.

C - Del tiempo, frío o caliente entra de maravilla, causando los esperados efectos de satisfacción y lubrificación que ciertas neuronas parecen necesitar de cuando en cuando, solo con fines terapéuticos o medicinales, claro.

Una advertencia: cuidado con las cantidades que se toman, porque un litro de esta cosa pasa vaso tras vaso con una facilidad pasmosa y no todos los estómagos son de acero. El mío tengo claro que no lo tengo blindado, y el resultado de pasarse con el asunto es el previsible...

P.D.: Chop Suey (odds and ends) = retazos.

P.P.D.: Los vinos quinados  (solos, sin chocolate añadido) al parecer son muy populares en los geriátricos (solo Dios sabrá por qué) pero hay una cosa clara, en una pequeña medida de ingesta son vasodilatadores con el añadido de la quinina. 
Parece que los "tiros" van por el tema cardiaco, prevenir anginas de pecho y demás, como cierto medicamento que finalmente se usó con otros fines relacionados (a veces) con el corazón, o eso dicen...

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