viernes, 21 de enero de 2022

CASTRO ULACA

- Cuadernos de Patrimonio Abulense Nº-3 -

A no mucha distancia de la ciudad amurallada de Ávila de los Caballeros, sobre el promontorio de un cerro se encuentra el enclave vetón de Castro Ulaca esperando a ser analizado prácticamente en estado fósil, al no haber sido ocupado tras su abandono al poco de que la Civilización Romana se asentase en el Valle de Amblés, lo que ha permitido estudiarlo sin otras impregnaciones culturales en el lugar y poder especular directamente sobre el estado final de un área habitada y fortificada con una extensión que casi dobla a la ocupada por el recinto original medieval de Ávila, lo que nos da una idea de la importancia que tuvo dentro del mundo celta en esta región de Hispania.

Tras su abandono por motivos desconocidos, ya que no hubo señales finales de lucha o conquista, la zona no volvió a ser ocupada, misteriosamente, ya que un asentamiento próximo de la época visigoda, Navasangil, que se encuentra a poco más de 1 Km. se erigió un tanto apartado de la ciudad-poblado abandonado, que en aquella época aún debía de conservar gran parte de las murallas y las edificaciones de piedra, junto a las fuentes de agua que manan del monte. En cualquier caso los pobladores de Navasangil aprovecharían las piedras disponibles del Castro en la cumbre pero prefirieron no vivir allí, sus motivos tendrían.

Sin duda uno de los hitos más llamativos de aquel lugar es el altar de sacrificios, con una estructura muy parecida a la de todos los de aquel mundo celta en la Península Ibérica, como el que se encuentra en el sagrado bosque cercano al Escorial (Madrid) y que se ha llamado popularmente desde hace tiempo "La Silla de Felipe II".

- Altar en Robledo de El Escorial -
- Piedra Caballera en el mismo Robledal -

Sin embargo, es evidente que dejando en un aparte al Emperador impulsor del "enrejado" que bloquearía la "boca del Infierno" ubicada (teóricamente) a los pies del Monte Abantos, este tipo de altares tienen una estructura y usos similares gracias a la cultura de aquella civilización con su particular visión de la existencia y la prácticamente desconocida religión de los Druidas.

En el Santuario de Panóias (Portugal) podemos encontrar un altar prácticamente idéntico al de Ulaca con una inscripción sobre el uso que se le daba en la época prerromana hasta su extinción ya acaecida con el devenir del Imperio: "A los Dioses y Diosas de este recinto sagrado las víctimas se sacrifican y se matan en este lugar. Las vísceras se queman en las cavidades cuadradas enfrente y la sangre se vierta al lado, en las pequeñas cavidades"

Lo poco que conocemos sobe aquellos pueblos ha llegado como legado remoto y fragmentado procedente de fuentes romanas, el resto son puras especulaciones; como eso que se ha dado en llamar "música/magia celta". Lo que resulta evidente es que, como en el resto del planeta, practicaban los sacrificios de sangre en la piedra, incluyendo (naturalmente) ofrendas humanas, que primero moderadamente Roma y finalmente el Cristianismo erradicarían allá donde se impusiesen.

Volviendo al altar de Casto Ulaca, la "escalera" de peldaños mayor y menos desgastada apunta al nacimiento solar en fecha del 1 de Noviembre, mientras que la pequeña, más desgastada y puesta por un nivel más alto que la otra apunta al amanecer del Solsticio de Invierno, ambas se alinean con uno de los picos montañosos que a cierta distancia se elevan sobre aquella parte de la Sierra de la Paramera, algo en común con el santuario vetón del bosque del Escorial, donde el altar también se encuentra alineado con el Abantos. Esta pauta de alineación escaleras-altar-monte/montaña se repite en otros lugares sagrados de la Civilización Celta de Iberia, como se puede también observar en Cervera de Pisuerga y su extraordinario altar de sacrificios:

 https://www.youtube.com/watch?v=2nIo7v6hT4M

La relación altar-montaña piramidal-cueva también se da en Castro Ulaca, ya que en línea recta, más abajo en el mismo monte del recinto, se encuentra la entrada a una cueva que seguramente tenia connotaciones sagradas dentro de los rituales a celebrar. Lo mismo encontramos en la zona de El Escorial con la Cueva del Oso. A su manera son los primitivos ecos de lo que podemos encontrar infinitamente más sofisticado y magnífico en el Antiguo Egipto o Mesoamérica, el paralelismo es especialmente significativo, en el segundo ejemplo, con las habituales "pirámides de sangre" de los nativos de aquella región más allá del Gran Mar. 
Piensen en ello unos instantes...

Arriba tenemos lo que cualquiera puede determinar como "capricho de la erosión" a lo largo de los eones. Pero, para alguien que se haya entretenido con la teoría de la "Civilización Fantasma" y sus trabajos de piedra, puede ver aquí un pequeño altar donde la ofrenda se situaría a la altura media del triángulo formado por las piedras. Las rocas se encuentran en el área del recinto que está alejada de la zona de viviendas y próxima se encuentra una de las denominadas "piedras caballeras" en equilibrio que también encontramos en el santuario celta del Escorial.
El mineral del entorno, al haber sido utilizado como cantera en tiempos históricos, tiene claras marcas de trabajo humano, pero cosas como las de arriba, si no las ha hecho el capricho de la naturaleza con el hielo, la lluvia y el viento, han sido manos muy antiguas y diferentes de los pobladores celtas del lugar que, posiblemente, vinieron a  ocupar, en un momento indeterminado, el "lugar donde habían estado los dioses"; esas mismas entidades desaparecidas a las que les ofrecían sacrificios en ciertas fechas celestes. 
Es posible que tras la caída del Imperio, visigodos y cristianos considerasen aquel lugar maldito...

Si bien el pequeño conjunto de la fotografía superior se presta fácilmente a su descarte como algo intencional, abajo, por contra, podemos ver algo mucho más grande, aislado de cualquier zona de trabajo y que se orienta a la puesta del Sol/Luna aunque no he podido determinar la fecha exacta. Parece ser que no solo en Machu Picchu trataron de "anclar", "horquillar" o "abrir" una puerta a las estrellas, al Sol o a la Luna. 
Claro que también podría ser simplemente que una gran roca que se fracturó por los cambios de temperatura y la filtración del hielo. Pero la fantasía nos sugerirá siempre que un gigante le dio un buen hachazo y así la dejó mientras siguió caminando a su casa. 

Que tal cosa funcionase con los estados mentales alterados gracias a las drogas, como sucedía en Samaín en el entorno de la ceremonia con los dólmenes (casas de brujas), esa es otra historia para que contasen los elegidos a la mañana siguiente, aquellas sagradas y oníricas aventuras en otros mundos. 
Todo un capricho de la imaginación, como esas rocas "cortadas" que siguen contemplando indiferentes el paso del tiempo en aquellas cumbres nevadas...
https://www.youtube.com/watch?v=KTmatjyd4KM
P.D.: Se recomienda activar los subtítulos del vídeo para evitar malas interpretaciones, en especial entre los seguidores de Juego de Tronos...

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