Aquí podemos ver el "Suelo de Iglesia" que se encuentra en Kirkjugolf al Sur de Islandia.
Y esta es la famosa "Calzada de los Gigantes" en Irlanda.
Todas son formaciones rocosas oficialmente de origen magmático-magnético para las cuales no hay una explicación demostrable ya que el basalto al emerger de la tierra no adopta esta división en columnas tipo "celdilla".
Por lo que hay quien postula que en realidad se trataría de los restos fosilizados de árboles que hace unos 200-300 millones de años habrían alcanzado varios kilómetros de altura. Lo que tendríamos ante nuestros ojos serían gigantescos xilópalos.
Desde luego, la similitud es notable:
Representación en 3D de células vegetales.
Estructura de la madera.
Estaríamos hablando de un periodo entre el Pérmico y el Cretácico donde el gigantismo era la norma para muchas especies de animales y plantas, incluyendo los insectos. Un mundo en el que la escala humana ocuparía el equivalente a los pequeños duendes de jardín de los cuentos infantiles.
Aunque existen diversas teorías: evolutivas, por la atmósfera, la comida, etc... Nadie ha podido, todavía, explicar cómo fue posible el fenómeno del gigantismo y por qué solo se dio en algunas razas y no en otras dentro de, por ejemplo, la familia de los saurios.
Otra teoría, que parece la más plausible, sería la radioactividad que ya se sabe puede producir el gigantismo en especies tanto animales como vegetales, solo en algunas, haciendo desaparecer otras o creando esterilidad y malformaciones en el resto. La radiación en aquella época debió de ser un fenómeno planetario y por tanto posiblemente procedente del espacio: una supernova o una nova cercana al Sistema Solar.
Pruebas de que esta radioactividad alcanzó la Tierra en un pasado reciente, desde el punto de vista geológico, se encontraron a principios de este siglo por científicos alemanes que hallaron trazas de hierro radioactivo en los sedimentos profundos del mar y que tan solo podían venir de una supernova cercana. Desde entonces se han hecho descubrimientos similares y ya no queda duda de que los restos radioactivos de una supernova llegaron hasta el planeta.
Es posible que un fenómeno así diese lugar al gigantismo y puede que también a su desaparición. Los astrónomos han calculado que cada 10 millones de años las supernovas cercanas pueden causar enfermedades de origen radioactivo y cada 4500 millones de años la radiación de una supernova próxima puede poner en peligro la vida en la Tierra.
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