Fuente: GOOGLE MAPS
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Las zonas grises (que en este caso no son poéticamente figurativas), que ocupan gran parte de la toma por satélite, se corresponden a lugares industriales, principalmente naves y almacenes al Sur de la ciudad de Valencia.
A la derecha podemos ver la Albufera y cerca de la esquina inferior izquierda se encuentran primero Picassent y luego justo a continuación, Alcasser (de izquierda a derecha).
Desde 1992 estas zonas han ido creciendo y como vemos, hoy en día, ocupan una inmensa superficie, mayor que la que representan, de media, los pueblos de la región.
Silla tiene su área de estas instalaciones, Picassent la suya y, efectivamente, Alcácer también tiene la suya, que ya existía en el Otoño de hace 30 años.
- Detalle con Picassent a la izquierda y Alcasser arriba a la derecha -
Podemos ver las dimensiones de la áreas industriales en comparación con las poblaciones asociadas. Como en todos estos tipos de polígonos, hay edificaciones activas, otras en alquiler y vacías, otras abandonadas, alguna que pudiera incluso amenazar ruina. En tales lugares, no es sorprendente que haya ruido de maquinaria, incluso por la noche, y que si una de estas edificaciones se encuentra un tanto separada de las demás, cualquier sonido que se produzca en el interior no llegue mucho más allá de las propias paredes.
Yo era partidario de la teoría del "matadero", pero debido a que se corría el riesgo de ser un lugar más a revisar por la Guardia Civil en Alcácer, quedaba descartado para dedicarlo a las actividades criminales siguientes al secuestro.
El Sr. Ricart, en su primera declaración, dice que tuvieron relaciones sexuales consentidas con las asesinadas, en una fábrica abandonada de pirotecnia su compinche y él en el vehículo que se estacionó al lado del edificio, el famoso Opel Corsa.
El sujeto mencionado es un mentiroso compulsivo con credibilidad cero, pero resultan llamativas dos cosas: que no se encontró ningún resto biológico de las secuestradas en ninguno de los dos vehículos incautados por la Guardia Civil; y que se mencione esa zona tan próxima a donde pudo estar el punto inicial del secuestro.
Parece excluyente lo uno de lo otro, pero no tanto si las chicas se subieron en otro coche y los acusados fueron simplemente los transportistas de los cadáveres ya envueltos para su traslado, caso de que esta tarea la hubiesen llevado a cabo ellos.
En aquellos años, para ir a las fiestas del pueblo que podía quedar a 4 o 5 kilómetros, si alguien nos paraba cuando hacíamos auto-stop en pandilla, nos podíamos llegar a montar unos sobre otros hasta 8 o 9 dentro de un coche, no era lo habitual, pero yo lo hice en varias ocasiones y todos nos reíamos por la situación.
Sin embargo, tres chicas solas es raro que se lleguen a subir al vehículo de unos desconocidos si no hay algo que les de un cierto tipo de confianza: buenas pintas, algún conocido en el interior, o algo que ya les resulta familiar en la situación de transporte.
Es poco probable que aquella tarde de verdad se dirigiesen a COOLOR, pero caso de que así fuese, aunque los Viernes no se fletasen furgonetas para el transporte por parte de la empresa, si aparecía una furgoneta y se paraba junto a ellas ofreciéndose a llevarlas, no hubiesen sospechado en absoluto. Ya fuese para ir desde la gasolinera de Picassent a COOLOR, ya fuera para volver desde aquella zona intermedia hacia Alcácer, si es que decidieron dar la vuelta hacia casa pensando mejor en no ir a la discoteca finalmente.
La furgoneta resulta ideal por lo cómodo de todo. De hecho hoy en día, los equipos de personas que se dedican a realizar secuestros suele seguir usando este discreto y eficaz medio de transporte que puede albergar a unos cuantos viajeros en su interior y varios bultos de carga. Una furgoneta con varias personas descargando y cargando alfombras u otro tipo de grandes paquetes no llamaría en absoluto la atención de nadie en un polígono industrial.
