viernes, 20 de agosto de 2021

LEYENDA HERVAS

 

Pues efectivamente, no pudo ser, es bastante complicado peinar la tierra buscando una entrada por mucho que hayan agujeros varios de topos y conejos. Como realidad es complicado y ensueños también lo es. Puedes pasar al lado sin verlo, tenerlo dentro y no saberlo, un misterio.

Recuerdo en un documental haber escuchado la historia de un par de mineros americanos del s.XIX que encontraron en una gruta la rica veta de oro que les haría ricos. Preparados como iban volaron la entrada para que nadie pudiese acceder y procedieron a volver a la civilización para registrar la compra y derechos sobre la extensión de tierra virgen a parcelar en aquel inmenso territorio. Con las cosas bien hechas y un buen equipo de excavación volvieron a los terrenos que ya eran suyos legalmente para encontrarse que eran incapaces de encontrar el punto exacto de las colinas en las que se encontraba la entrada derrumbada. A medida que pasaba el tiempo y los esfuerzos de cata y perforación quedaba claro que, o bien la cueva y parte del entorno se habían derrumbado por completo tras haberse ido del lugar la primera vez o, simplemente, en un paisaje tan parecido de barrancos y gargantas se habían confundido y perdido la ubicación real de la entrada demolida.

En los años siguientes ambos mineros dedicarían la mayor parte de la vida a la búsqueda de la entrada perdida. Cuando uno falleció el otro siguió su incansable tarea con su hijo y así tras 35 años fueron incapaces de encontrar la cueva o nuevas vetas de oro en sus tierras. La familia heredera, a día de hoy, aún hace batidas exploratorias de cuando en cuando pensando en lograr tener suerte donde sus antepasados fracasaron tras ocultar prudente, pero inconscientemente, su hallazgo.

Puede que la historia, en verdad, sea una variante folclórica de los cuentos "Lost Dutchman's Gold Mine" y "Lost Cement Mine", esta última leyenda localizada en California (USA) y que inspiraría a Samuel Langhorne Clemens, alias Mark Twain, en sus largas fatigas como minero aventurero en 1866.

Quizá, como en todos los cuentos, haya más de lo que simplemente dicen las palabras, una enseñanza para ese, por lo general, desconocido Ego que habita en las sombras de nos, subconsciente pero siempre presente y con un peso que raramente sabemos apreciar.


Y así fue que... Yehuda Halevi pensó haber encontrado en su incesante búsqueda de la Fuente de la Eterna Juventud la pista del paraje donde podría hallarla, muy lejos, casi en los confines del mundo, en un verde y rico valle de Hispania conocido como Ambroz. Él y un compañero montados en un gran toro cuyas bridas eran constituidas por una gran serpiente llegaron a los lares de Hervás y de allí hasta un monte cercano donde encontraron la entrada a una desconocida cueva. Allí ambos compañeros de viaje se vieron atraídos por la luz refulgente que emanaba de lo profundo en las paredes. Al acercarse pudieron ver que piedras preciosas salpicaban la oscuridad de la caverna. Empezaron a recogerlas cada vez más hacia el interior hasta que se perdieron en la negrura. Allí se perdieron, y separándose cada vez más entre ellos, pues los resonantes ecos de sus voces al buscarse les hacía confundir la dirección en la que se encontraban el uno del otro.
El tiempo pasaba sin medida y uno buscando la salvación pudo atinar a retroceder por donde había venido y al ver cierta claridad del nuevo día y guiándose por ella, le llevó al exterior otra vez. 
El Rabí Yeh, por contra, continuó avanzando solo y apareció al otro extremo de la gruta que se abría a una gran pradera, donde una luminosa y cristalina fuente vertía sus aguas en una gran alberca. El encantador sonido del agua que caía fluyendo le atrajo sin que lo pudiese evitar hasta el borde, donde su reflejo le devolvía la mirada atravesando la transparencia maravillosa de aquella divina agua.
A su vera se encontraba en la orilla un cántaro, lo llenó pensando en beberlo entero...

Y cuenta la leyenda que cuando acercaba los labios para saciar su sed y esperanzas apareció de la nada una anciano que le detuvo sujetándole del brazo y le dijo:

- ¡No bebas, Maestro, no bebas!
- ¿Por qué? ¿Acaso no es ésta el agua de la Vida sin Muerte?.
- Verdad es que te volverá inmortal, pero no debes beberla.
- ¿Por qué?, dime, pues no entiendo qué mal puede hacer.
- Yo la bebí, siglos atrás, poeta de otro lugar y soñador del mundo que es.
- Entonces es real de verdad, quien ésta agua bebe recibe la vida eterna.
- Cierto es, pero querría no haberla bebido.
- No te entiendo Anciano Señor. ¿Qué de malo puede tener alejar de Uno el señorío de la muerte?.
- Viví joven largos años mientras contemplaba morir a todos los que me amaron y perdí uno a uno a todos a los que amé, hasta quedar solo, llevando en mí el recuerdo de sus vidas y sus muertes constantemente, siempre... Un día pude ver mi reflejo en un espejo, seguía vivo y fuerte pero con el aspecto de un viejo al que nadie conoce ni nadie ama. ¿Para eso quiero la Eternidad?. Aquí volví, a descansar y advertir a los que logran llegar.
Yehuda Haleví pudo entonces comprender la inmensa tristeza que arrastraba aquel anciano y volviendo la mirada tiró el agua del cántaro, caída en la tierra donde enterrada se encontraba una semilla que, con el tiempo, crearía un gran y hermoso árbol que, aún hoy, cuenta la Leyenda, da sombra y descanso en aquel oculto y secreto prado, donde un triste anciano todavía aguarda el fin del tiempo cargado de viejos recuerdos... 

La película "Sword of the Valiant", 1984, obtuvo unas demoledoras y feroces críticas en su momento, el paso del tiempo tampoco le ha favorecido, claramente tanto el Caballero Verde como Sir Gawain pasarían perfectamente por comparsas de suyo natural como peces el agua en cualquier cabalgata del Orgullo Gay de nuestros días. Eran entonces otros tiempos, estéticas y mentalidades, está claro.

Pese a todo, las 4 líneas del enigma siguen siendo tan válidas como lo han sido siempre, una perla, tesoro a encontrar y desvelar tan solo por aquellos que puedan:

Where Life is Emptiness, Gladness.
Where Life is Darkness, Fire.
Where Life is Golden, Sorrow.
Where Life is Lost, Wisdom.

Quizá, en Verdad, Vida y Sabiduría las hemos estado buscando en los lugares equivocados...

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