miércoles, 14 de febrero de 2024

HYPERAMO


Seguro que todos hemos visto alguna película de amor; que acabe bien o mal es otra cosa y ahí, entra ya más o menos el factor romanticismo y si el guionista quería que fuese más o menos rebuscada la historia, es decir, nadie va a pagar por ver o entretenerse por cualquier otro medio si resultase que lo que hay es una línea plana: se conocen, se enamoran, follan y se acaba la historia.
No; nos gusta que entre las tres fases mencionadas pasen cosas y cuanto más jodidas/divertidas mejor.

No es necesario recurrir a todo un clásico como resulta ser el título de doble lectura (según ÑU) "La Princesa Prometida" ( The Princess Bride = La Princesa Novia), ya de muy antiguo la cosa en este tipo de historietas ha de ser rebuscada de cojones: Tristán e Isolda, Romeo y Julieta, Lançelot y Guinevere, Pixi y Dixie (ahora que dicen que son gays, como todo el mundo que al parecer no lo éramos), César / Marco Antonio y Cleopatra junto a otros ejemplos reales e históricos de fechas no muy lejanas y que, caso de no haber sido quienes eran, Hollywood les hubiese hecho unas películas cojonudamente románticas...

La cosa es que yo, por aquellos años 80 del s.XX, todavía doncel inculto y de corazón tierno, me preguntaba qué sería eso del Amor Verdadero que mencionaban, precisamente, en la obra cinematográfica primeramente referida.
Supongo que cada cual, como sobre el amor no verdadero, tendremos nuestras ideas, y así resultó entonces.


Pero, ya a la vuelta de una buena cantidad de años, enderezado y aderezado por la vida, las experiencias y los desengaños, llegué a la conclusión de que eso del Amor Verdadero en una pareja es más bien, orientativamente, un Amor Notable y, desde luego, nada habitual; yo no conozco ningún caso y por eso se le menciona tanto en las obras de ficción.
Sin embargo, está claro que hay algún factor de entrada que marca el camino a seguir para llegar verdaderamente a eso que se llama deslumbrantemente y en mayúsculas AMOR: la falta de moderación e incondicionalidad. 
Ambas cosas, por precaución / comprobación, correspondencia y mesura solemos observar y graduar dosificándolas, todos en mayor o menor medida tanto en los preliminares como en el desarrollo de la relación. 
Lógica abrumadora incluso en los más fuertes flechazos, ya que va unido al instinto de conservación y a lo que invertimos con la otra, tanto en sentimientos/comportamientos, como en dinero. Afortunadamente y por lo general, el corazón mantiene ciertas ataduras gracias al cerebro y las amigas/amigos prudentes/envidiosos que nos comentan y prestan sabios consejos sobre la historia sentimental que vivimos.

Así que finalmente llegué a la conclusión de que, en realidad, algo inexistente como tal debía ser el equivalente a un gran y perfecto diamante de siete puntas...

Locura, Pasión, Necesidad, Armonía, Correspondencia, Sexum y Confianza, todo ello por completo, sin medida ni reservas, incluido el vicio extremo en cuanto al sexo, formaban la aleación perfecta del Amor Verdadero, o así creo yo.

Si se dan cuenta podrán ver que con que se cumpliese en su totalidad una sola de las características mencionadas, en perfecta reciprocidad con la otra parte, ya tendríamos algo a lo que nadie iba a renunciar alegremente para buscarse a otra, o dejarla por aburrimiento. De hecho conozco algún que otro caso que gracias a una u otra de las virtudes mencionadas mantenida en el tiempo les ha llevado a seguir juntos en los años y años contra los vientos y las mareas de la Vida.

¿Se imaginan lo que sucedería si alguien encontrase a quien le proporcione las siete cualidades plenamente en reflejo de él mismo de manera perfecta, intensa y completa?
Nadie escaparía de algo así porque nadie estaría dispuesto a renunciar a una Felicidad/Placer tal...

Lógicamente...

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