- Tibet Eisenmann -
Aquí tenemos un extraordinario objeto que hace algún tiempo revivió el interés por la famosa cacería de reliquias ancestrales que llevó a cabo el III Reich. Como de costumbre utilizan la palabra expolio para tales actividades, pero lo cierto es que, por lo general, se compraban a un precio acordado con los propietarios, lo que no quita para que, como con todos los investigadores y exploradores, en ocasiones algo se "escurriese" entre los papeles y las aduanas con algo de dinerillo de por medio. Hoy en día, naturalmente, sigue pasando. La escultura que nos ocupa no aparece en las minuciosas listas de compras y gastos de la expedición de 1938, por lo que habría pasado "bajo cuerda", o quizá porque nunca estuvo en las mochilas de aquellos exploradores de las SS, como luego veremos.Cuenta la leyenda que esta pieza fue llevada a Alemania gracias a una de las expediciones del famoso Ernst Schäfer que buscaba en el Tíbet, auspiciado por Heinrich Himmler, pistas sobre los orígenes de la raza aria. Por misteriosos caminos habituales en el mundillo de la arqueología, la pieza permaneció oculta desde la Segunda Guerra Mundial en una colección privada y salió a subasta en el 2007 tras fallecer su propietario. Con 24 cm. de alto pesa 10'6 Kg. se le conoce como el "Buda Barbudo"/"Ironman" y tras los análisis realizados parece ser que es hierro procedente de un meteorito estrellado hace unos 15.000 años entre la frontera de Rusia y Mongolia, en teoría, formaría parte del meteorito denominado "Chinga" (vamos a evitar los chistes) descubierto en tiempos modernos en 1913 por unos buscadores de oro y, según los estudiosos, representaría la figura de uno de los 4 dioses budistas del cielo: Vaisravana (Sanskrito) / Vessavana (Tibetano) asimilable al hindú Kúbera, tesorero de los dioses, protector del Norte. Su nombre significa "Hijo de Visaravas" (de ahí la equiparación con Kúbera), un Rishi es decir un sabio / santo, posiblemente uno de los 7 sabios que recogen los Vedas. En el Tíbet al personaje se le conoce como el Rey Buda del Norte / Jambhala.
La talla fue realizada, según algunos, hace unos 1000 años y la han enmarcado dentro de la cultura Bön, pudiendo ser más antigua de lo estimado inicialmente y rondar el s.VIII más que el s.XI, antes de la llegada del budismo a aquellas tierras perdidas entre las nieves.
Pese a todo, tras el análisis de la pieza en el 2012, la investigadora e historiadora alemana Isrun Engelhardt y otros expertos en el budismo, valoraron la posibilidad de que se tratase en realidad de una pieza moderna, fabricada entre 1910 y 1970, lo que la situaría en el grupo de piezas hechas por encargo como el famoso caldero de oro celta. En cualquier caso, sería una obra kitsch de mediados del s.XX y no tendría su origen en el Tíbet.
Esta teoría que ofrece una explicación alternativa tendría como protagonista a un viejo conocido obsesionado con el Tíbet, Shangri-La / Shambala: Nicholas Roerich. Seguidor de Madame Blavatsky y cofundador de la asociación Agni Yoga. Los investigadores de esta línea postulan que una parte notable del meteorito llegó a Roerich en 1923, quien se imaginaba ser el próximo Rey de Shambala (ese luminoso reino al margen de los bárbaros que pueblan el mundo) según dejó escrito en una carta al Dalai Lama de entonces.
Y no queda más remedio que reconocer que el parecido existe, tanto en la cara del dios de hierro celeste con el mismo Roerich, como en la pose grabada, prácticamente idéntica a la que aparece en uno de sus cuadros "La Orden de Rigden Jyepo", realizado circa 1926-1927. Por cierto, Rigden Jyepo hubiese sido (teóricamente) el 25º Rey de Shambala.
La Sra.Engelhardt cree que en esa época Roerich se encontraba en Mongolia, en Ulaambaatar (Urga) y los artesanos del metal locales trabajaron el hierro meteórico para representarle como el susodicho Rey.
Con posterioridad partiría hacia el Tíbet, una región todavía prohibida a los extranjeros en aquellos días, sin conseguir llegar a su pretendido destino, la capital Lhasa. Para confirmar esta hipótesis, bastante plausible por cierto, bastaría que los archivos de Roerich que aún se encuentran en Moscú, en manos de la Asociación Agni Yoga, fuesen consultados libremente, pero parece que, por ahora, se mantendrán inaccesibles como el legendario reino al que aspiraba llegar aquel notable personaje ruso.- La Orden de Rigden Jyepo, N. Roerich, circa 1927 -
Pese a todo, hay cosas que plantean dudas, por ejemplo, la swástika no era símbolo fetiche de Roerich. Y hay otras características que hacen de esta obra en hierro procedente del cielo algo único y de un valor incalculable. Empezando por el propio origen del metal, con alto contenido de Níquel y Cobalto, un raro tipo que representa menos del 1% de los caídos a la Tierra, las Ataxitas. Los meteoritos en la antigüedad, por lo general, se consideraban materia de origen divino y el metal muchas veces se aprovechaba para fabricar imaginería sagrada u objetos rituales de atribuidas excepcionales características sobrenaturales, como la daga de Tutankamón, encontrada en su tumba y realizada en el extraordinariamente desconocido y divino hierro caído del cielo en plena Edad del Bronce.
En cuanto a si llegó o no al Ahnenerbe por manos de Schäfer hay hueco para la especulación si tenemos en cuenta que fue la expedición de 1938 la que iba abanderada por las SS, las anteriores de 1931 y 1934 fueron patrocinadas por el ciudadano estadounidense Brooke Dolan II (otro extraño compañero de cama por necesidad/conveniencia, como le sucedería a Roerich con los bolcheviques) que en su momento pertenecería a la siniestra OSS, posteriormente conocida como CIA. Por lo que si la pieza fue hallada en uno de los viajes anteriores a 1938, a Schäfer le sobraban las razones para escamotearla de los registros y la vista pública hasta Alemania. Siguiendo esta otra línea tendríamos que más bien lo sucedido hubiese sido al revés: presentada al Ahnenerbe en 1935 hubiese animado a convencer al máximo responsable H.H. para la preparación y los gastos desinados a la expedición de 1938, precisamente por otra llamativa marca de la estatuilla, la swástika.
Ambas teorías no son excluyentes, Roerich pudo haber dejado la imagen de hierro en cualquier monasterio del Tíbet como ofrenda/reconocimiento de su calidad místico-mayestática de próximo Rey de Shambala ante unos escépticos monjes que le habrían franqueado el paso hacia su siguiente etapa en el inconcluso camino hacia Lhasa o le habrían dado a cambio otro objeto sagrado, documento, información... posiblemente, como tantas otras cosas en estos ámbitos, nunca lo lleguemos a saber.
Pero vamos a centrarnos en lo que nos interesa: cada detalle que eligieron dejar plasmado al esculpir y pulir el pedazo de hierro procedente del cielo para dejar a la vista la imagen deseada.
La swástika es notable parte de la representación y se encuentra como es tradicional representarla en aquella parte del mundo, ocupa la significativa zona del plexo solar. La indumentaria parece más la de un guerrero desarmado de las estepas que de un buda, amén de la barba. Podría, de nuevo, ser justo al revés: Roerich se inspiró en la figura de hierro para pintar el cuadro reseñado y no como mantiene Engelhardt.
En su mano izquierda calentando su regazo vemos sin duda lo que es una piedra Chintamani, una piedra celeste que según cuenta la leyenda procede de la Constelación de Orión, caída a la Tierra con la misión de canalizar/materializar a los espíritus/dioses/superiores. Según las distintas tradiciones sería asimilable a la Piedra Negra, o el graalico Lapis Exillis. Para budistas e hinduistas su portador tendría la capacidad de conceder deseos gracias a ella, algo que empareja con la otra mano, la derecha que muestra el Varadamudra, gesto asociado a la concesión de un deseo. La piedra estaría también asociada a la legendaria "Morada de los Sabios" que en su búsqueda habría encontrado Apolonio de Tiana, llegando ante el Rey de los Sabios, Hiarchas, que le mostró profundos pozos en la tierra de los que irradiaba refulgente luz azul procedente de la Torre de Shambala, generada por esta misma piedra Chintamani.
En la misma mano derecha podemos observar que han reseñado marcadas dos líneas que tradicionalmente en la quiromancia reflejan las correspondientes a la línea de la vida y la de la sabiduría, convergiendo antes de juntarse para pasar entre el índice y el pulgar.
El llamativo pendiente en la oreja derecha es la versión china antigua (actualmente se marca la oreja izquierda) de una señal para aquellos que han puesto su vida en peligro y quieren evitar la mala suerte. En la tradición Dharma hindú señala a los "nacidos dos veces", es decir, los renacidos.
El aura de la cabeza es tradicional para ciertos seres especiales desde la época de las cavernas en todo el mundo, por lo que no es necesario insistir sobre ello. Más curioso resulta el círculo labrado a su espalda del que parece estar saliendo e ir a poner un pie en la tierra, poniendo su vida por tanto en peligro. Quizá indique precisamente eso, un dios saliendo de una esfera de luz para pisar la tierra o estableciendo una puerta, un puente que ofrece al espectador la concesión de un deseo por parte de él...
Sobre el particular de la "esfera de luz" que lo engloba de modo semejante a como lo hace su aureola a la cabeza y que ya hemos tratado anteriormente lo que podría implicar en realidad, cabe señalar que algo de otra dimensión, pongamos que de una octava superior a la nuestra, si interactuase en nuestras 3 dimensiones se vería exactamente a como vemos muchos fenómenos lumínicos asociados a los famosos/infames OVNIs. Para más información sobre el particular se recomienda el extraordinariamente interesante y ameno documental "¿Y tú qué sabes?": https://www.youtube.com/watch?v=1Y7bUM_JKmk
Es decir que, a mi modo de ver, este objeto es un compendio de lo que muchos anhelamos conseguir: nuestros divinos deseos con ayuda del cielo. La imagen representa una "llave", solo Dios sabe si de verdad sirve para algo, pero el material, los símbolos y los sueños, estan ahí, a la vista del trabajo realizado por un desconocido artista...
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